Envidia y codicia, los dioses de nuestro olimpo
Si la sociedad fuera consciente de que su pasado, presente y futuro dependen, en gran parte, de la actividad de un instinto o pulsión que se manifiesta a través de la ambición (o la codicia) y la envidia (o el resentimiento), sin duda alguna le daría toda la importancia que corresponde. Es precisamente eso lo que intento a través del blog y del libro ofrecido en él. Cuando observamos el desastroso efecto de la corrupción de los gobernantes en el desarrollo de toda una nación y la proyectamos al resto de las naciones del planeta y descubrimos que el motivo clave para que ésta peste se extienda como una pandemia está en algún primitivo rincón de nuestro cerebro, cuya actividad la llamamos instinto o pulsión traducida a veces en la ambición o codicia, no podemos ignorar su tremenda importancia. Vale exactamente la misma consideración cuando analizamos desde esta perspectiva el calentamiento global, con la contaminación por el uso de combustibles fósiles para sostener y aumentar la ac...