¿Hasta cuándo tendremos que seguir lidiando con los Chávez, las Cristina o los Putin?

Mao en China, Stalin en Rusia, Perón en Argentina, Chávez en Venezuela, Fidel Castro en Cuba y si el lector se toma la molestia de investigar quienes son considerados grandes hombres de la política de los países subdesarrollados seguramente se encontrará con que casi todos son hombres de la izquierda. 
Surge entonces la pregunta 
¿Por qué los grandes nombres de la política global la mayoría de las veces se asocian a líderes de izquierda y raras veces a políticos de la libertad y la economía abierta? 
Mí respuesta: porque con las políticas liberales el mérito lo lleva el mercado y con las de izquierda, el ego.
Lo sé, extraña respuesta pero permítame explicarme señor lector porque considero que debería conocerse el motivo toda vez que son muy abundantes las pruebas que los delatan como los grandes obstructores, destructores cuando no, del progreso de los pueblos (económico como mínimo).

Como siempre, todos los caminos en busca de las respuestas de la política conducen a Zaratustra. A la ambición y/o a la envidia. Con recordar solamente que la enorme mayoría de las guerras que sufrió la humanidad se deben a que un codicioso no pudo contener a su súper exigente ego en busca de la gloria y el poder debería alcanzar para comprobarlo. La ambición o codicia está siempre, sin descanso, actuando tras bambalinas desde oscuras sombras inadvertidas decidiendo el destino de los homo sapiens y llevándolos a cuantas desgracias e injusticias conocemos o, también hay que decirlo, a gloriosas obras de engrandecimiento.

En este caso, Zaratustra a través de la acción de la faceta de la ambición-codicia es la siguiente: los ambiciosos que no encuentran un equilibrio psicológico hasta no ver su meta cumplida, esto es, verse como grandes "ganadores" con los egos más ricos o los más poderosos o, y también hay que decirlo, los más sabios entre otras muchas maneras a quienes admirar o incluso envidiar, a menudo recurren a algún emprendimiento para que los demás adviertan ese "gran ego". 
Mientras, otros utilizan la política para lograr ese objetivo. En este último caso, los admirados más poderosos y dignos de ser recordados como héroes de la Nación, o mejor aún, como casi siempre sucede, más poderosos y también más ricos (no sea el caso que alguien menos poderoso pero más rico pueda verse con un ego superior al suyo estampando así la firma de la presencia indudable de Zaratustra en cada una de las historias que incluyen este post).
Pero ¿Por qué casi siempre estos "grandes hombres" en la mayoría de las naciones siempre aparecen asociados a la justicia social, a la "revancha" del pueblo contra los "malvados" opresores capitalistas o a cualquier otro pretexto exista para justificar que sean sus decisiones las que se identifiquen con cualquier cambio o hecho "glorioso" que se produzca en el "amado" pueblo y no a través de las ideas en las que la libertad de las personas sean las que finalmente determinen un promisorio destino?
Porque sucede que es fácil advertir que con el liberalismo económico los méritos de un gobierno que puede hacer gala de exitoso, se los llevan el mercado y los ignotos inversores emprendedores que dan vida y hacen florecer la economía. No hay un político, un nombre, un ego, que se lleve el mérito mayor. Mientras que con las políticas de izquierda, dirigistas y voluntaristas, el mérito se lo lleva él, el ego. 
El ego del «gran conductor», del «gran líder» o el del «padre de la patria».
Se podría pensar que el objetivo buscado por estos personajes es el engrandecimiento de sus pueblos pero créame señor lector que el verdadero objetivo siempre es el engrandecimiento de sus egos usando como excusa el supuesto beneficio popular. Es por éste motivo el que nunca retroceden a pesar de los desastres evidentes que van acumulando durante sus mandatos la mayoría de las veces. El "amado pueblo" tarde o temprano deja de importar. Cuánto sufre o no les da igual. Lo que sea puede quedar en el camino pero jamás el destino de sus egos.
Y también, más importante y motivo de este post, el motivo del porqué los más ambiciosos que buscan el pedestal para sus egos eligen, conciente o inconscientemente, las ideas de izquierda. Saben que con las ideas de la derecha el premio mayor, el del gran ego, el camino es mucho más complejo, largo y difícil.
Vale de paso recordar que cuentan a su favor, y es lo que finalmente inclina con muchísima más facilidad la elección de las ideas de izquierda en contraposición a las de la libertad económica, con la otra faceta de este complejo instintivo de nuestra naturaleza humana, la de la envidia/resentimiento que hace muy pero que muy fácil en gran parte de la ciudadanía aceptar y apoyar a estos psicópatas.
Eh aquí el motivo fundamental e indiscutible señor lector del porqué nunca dejan los pueblos de lidiar con la aparición de un "salvador" de la dignidad del pueblo tras otro.
Desaparecido uno, solo es cuestión de esperar que otro ego vaya por el premio mayor: el del gran ídolo popular. El gran hombre de la patria.
Los que antes exponían a sus pueblos a guerras, unas tras otras, por el poder en cruentas luchas internas y que cuando se veían fuertes en la política interna y también en la exterior a menudo no resistían la tentación por ir por más, por la "maravillosa" conquista y sometimiento de pueblos vecinos, ahora eligen la acción política escudados en la atractiva, como si de un imán gigante se tratara, ideas de la rebelión popular contra los "poderes dominantes" armados detrás del supuesto "bestial" poder del sistema financiero internacional.
Hoy nos toca sufrir una Cristina en Argentina. A los chilenos les tocó un Boric, a los colombianos un Petro o, como si retrocedieramos siglos de historia, a un actual Putin queriendo imitar a un magnánimo Napoleón Bonaparte.
La libertad económica deberá esperar que la mayoría de las personas que habitan el mundo conozcan a Zaratustra y entonces tal vez logren evitarlo o al menos controlarlo cuando sus objetivos no coinciden con el bienestar y el progreso general (evitando la llegada de más energúmenos como éstos) y dejarlo actuar a su voluntad cuando sus objetivos coinciden con la prosperidad general (como con el liberalismo económico en el que Zaratustra, la ambición, en vez de destruir, construye).
Algún día señor lector, algún día........

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