Neocomunismo

"La derecha es la que acepta los límites y las ventajas de nuestra naturaleza humana: la libertad natural en política y la ambición en la economía.
La izquierda es la que quiere superar nuestra condición natural a través de un órgano racional superador de lo primitivo llamado Estado"

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Debo repasar conceptos centrales del blog antes de introducirnos de lleno en el tema a tratar en éste post. Y es necesario por la particular y "original" interpretación de la política, la economía y la sociología (entre otros fenómenos) que se describe en este blog.
Veamos.
Uno de esos conceptos centrales se basa en la certeza de que la actividad económica tiene como motor inevitable y único a una faceta primitiva del homo sapiens conocida con la palabra ambición (o codicia). Sin ella actuando día a día y en cada rincón de las sociedades no hay posibilidad alguna de crecimiento económico genuino. 
La mejor prueba de ello son todas y cada una de la experiencias comunistas en las que se pretendió cambiar a la ambición, es decir a un fenómeno natural y primitivo, por la acción de un talento adquirido a través de nuestra evolución conocida con la palabra racionalidad. En vez de permitir que el libre albedrío deje actuar a la ambición para la generación de riquezas, decidieron confiarle a la racionalidad la misión de planificar el crecimiento económico evitando que la ambición tenga un papel relevante. Supongo que entendían (increíblemente aún muchos entienden) que ya deberíamos ser lo suficientemente "inteligentes" y capaces de forjar nuestra estructura económica y social sin la necesidad de tener que recurrir a fuerzas primitivas reemplazándola por una calculada planificación económica (un ex ministro y actual gobernador de mi país llegó, de hecho, a afirmar que si hubiera existido el programa de computadora excel en la vieja URSS aún tendríamos el comunismo ruso conviviendo con nosotros.......y con éxito).
Otro concepto central del blog importante para tratar el tema que nos toca es que la ambición o codicia no es una simple característica que se observa en los individuos con un determinado carácter de su personalidad. En realidad la ambición, como parte constitutiva de nuestra naturaleza humana, está presente en todos manifestándose en unos más que en otros y de distintas maneras dependiendo del ámbito cultural en el que se desarrolla y, tanto o más importante que ello, forma parte de un complejo instintivo que también se expresa a través de otra faceta que la conocemos con la palabra envidia (llamada aquí Zaratustra).
Es una pulsión que se encarga probablemente de mantenernos competitivos en la vieja lucha por la supervivencia en éste hogar llamado planeta tierra incentivando la búsqueda de poder y capacidad de defensa o eventualmente ataque mientras su otra expresión trata de evitar que otros saquen ventajas peligrosas activando una extraña sensación de inferioridad que nos presiona para que reaccionemos.
De éste fenómeno surgen dos de los hechos políticos más trascendentales de la vida política de las sociedades: el capitalismo y la reacción ante las desigualdades sociales que ella provoca, los socialismos.
Los primeros quienes creen que es la ambición la que debe encangarse de generar dinámica y crecimiento económico y los segundos quienes creen que dejar la ambición al libre albedrío genera injusticias sociales que deben ser encarriladas, modificadas, evitadas y/o conducidas mediante la acción reguladora y planificadora de nuestra capacidad racional a través de una entidad supra individual llamado Estado (individualistas unos y colectivistas los otros dicho sea de paso).
En este blog se reconoce claramente la necesidad inevitable, porque es irremplazable, de que sea la ambición la que conduzca la economía pero que tiene como consecuencia, también inevitable, el surgimiento de desigualdades sociales más o menos importantes dependiendo de la constitución cultural de las sociedades.
Y que esta desigualdad social lleva inevitablemente a la reacción, conducidas por la faceta de la envidia, a través de ideas socializadoras.
Más allá de las connotaciones filosóficas que derivan de la existencia de la desigualdad, lo que realmente importa es su inevitabilidad y la reacción descrita también inevitable ante ella.
La importancia que expone este hecho natural más allá de la moral o ética, es que todos los proyectos políticos que creen en la libertad económica como objetivo central y que de ella vendrá todo lo bueno que se espera de la actividad humana siempre estará expuesta a una reacción política y frecuentemente con gran apoyo popular dado que siempre son muchos más los que menos poseen que aquellos que más poseen concentrando gran parte de las riquezas en pocas manos.
Como las ciencias económicas y sociales ya tienen absolutamente claro que para que la ambición se exprese en un potencial suficiente para generar inversión y crecimiento necesita de confianza en el presente y en el futuro mediato asociado a condiciones que conocemos como seguridad jurídica es que desde la perspectiva de éste blog se ve necesario que las políticas liberales, si quieren tener continuidad en el tiempo, deben promover políticas que eviten proyectos políticos opositores totalitarios al estilo comunista con claras chances de llegar al poder porque a partir del mismo instante de la existencia de ese riesgo la confianza del ambicioso inversor se diluye como el azúcar en el agua. 
Liberalismo sin confianza en el futuro es casi sinónimo de fracaso asegurado.
Es en éste punto donde se vuelve trascendente la cultura cívica y política de las sociedades ya que depende de ella las posibilidades de promover políticas que intenten contener a las fuerzas de la envidia que no se cansan en insistir con destruir todo lo que esté por delante con tal de satisfacer sus pulsiones de inferioridad.
Aquellos pueblos con culturas colectivistas (entiéndase cultura y no ideología) que favorecen la colaboración y el cumplimiento de las normas y reglas establecidas tanto más pueden permitirse políticas igualitarias sin destruir el tejido económico impulsado por la ambición humana en el ámbito capitalista.
Mientras que aquellos con culturas individualistas, es decir, donde los ciudadanos priorizan sus intereses individuales ignorando las normas, reglas e incluso leyes que les impiden acceder a sus intereses personales, tanto más difícil les resulta generar políticas igualitarias con éxito cayendo fácilmente en desorganización que hace muy difícil expresarse a la ambición en un nivel mínimo necesario para crecer económicamente.
Así, definitivamente, no es la misma capacidad de la cultura latinoamericana, por ejemplo, que la noreuropea para implementar políticas sociales sin que obstruyan la actividad de la ambición.
Llegado a este punto es posible clasificar a la izquierda y a la derecha, que tantas confusiones genera en la literatura, con más precisión.
La derecha, asociada al liberalismo y la izquierda al socialismo (aunque su verdadero origen tenía otra connotación).
-La derecha, la que confía en nuestra naturaleza humana dándole la libertad que necesita para proveernos de nuestras necesidades toda vez que es imposible controlar todas las variables que intervienen en nuestra vida dejando a la famosa mano invisible que se encargue de esa majestuosa tarea.
-La izquierda, la que no confía en nuestros instintos y se cree con la capacidad de reemplazar a la mano invisible con nuestra capacidad de entendimiento, cálculos e inteligencia con igual éxito pero sumando justicia social.
Hasta acá no es más que un resumen de lo varias veces explicado en los post relacionado a diferentes cuestiones que se abordan desde ésta perspectiva para ir ahora, como en cada post, hacia una cuestión relacionada y no tratada aún: las diferentes izquierdas que es muy necesario identificarlas toda vez que unas juegan a favor de la Democracia mientras otras no.
Veamos.
Las izquierdas que actúan en un ámbito cultural que las favorece pueden cumplir con sus objetivos sin afectar de manera determinante la actividad económica. Los ejemplos típicos, los de siempre, los de los países desarrollados del Norte de Europa o Japón para dar un ejemplo no Occidental y no "blanco".
Al no afectar el desarrollo de la economía no generan fracasos ni conflictos. El capitalismo y la ambición se desarrollan con más o menos obstáculos pero manteniéndose dentro de los estamentos institucionales de la Democracia.
Diferente son los casos latinoamericanos varias veces descritos acá con una cultura cívico-politica incapaz de tener un Estado activo y entrometido en la actividad económica con eficiencia por lo que los fracasos se reiteran una y otra vez y cuyo paradigma son las contradicciones. Y ante la insistencia, se suman más fracasos que llevan a una nuevas contradicciones que son encubiertas mediante los famosos "relatos", es decir, las mentiras. Hasta que llega un punto en que todo es mentira y contradicciones.
De nuevo, el comunismo nos provee de todos los  ejemplos posibles pero lamentablemente en los países subdesarrollados no es necesario llegar a un régimen comunista clásico para presentar una cantidad enorme de fracasos, mentiras y contradicciones.
Y así como el comunismo es imposible bajo una Democracia real (dados sus inevitables fracasos es imposible que ganen las elecciones), también los proyectos igualitaristas que no llegan a perseguir objetivos extremos del comunismo ven a la Democracia un obstáculo dado que no logran entender que por las limitaciones culturales no es necesario ese extremo para tener ante sí el fracaso como inevitable. Si bien ya son muy pocos los comunistas ortodoxos convencidos ya de su utopía lamentablemente no desisten de las ideas igualitarias recurriendo a métodos menos extremos pero no menos impracticables.
Pues bien, eh aquí la cuestión ¿Cómo identificar "científicamente" a aquellos socialistas no comunistas pero también no democráticos dado que ven a la democracia como un ámbito donde son irrealizable sus proyectos igualitaristas aunque no lleguen a los extremos comunistas?
Es de fundamental importancia esta cuestión ya que es muy fácil identificar actualmente a muchos líderes de países democráticos que pueden incluirse en una lista de izquierdistas no comunistas pero también no democráticos.
Por ejemplo, Petro en Colombia es prácticamente seguro que no cree en la Democracia y la ve como un obstáculo. Obviamente con Maduro pasa lo mismo.
AMLO seguramente pertenece a ésta facción ideológica. En Argentina el Instituto Patria lo dice abiertamente y es el centro ideológico neurálgico del gobierno kirchnerista -ver "Instituto Patria, un psiquiátrico y sin psiquiatras"- recientemente un Castillo en Perú tenía seguramente las mismas ideas y no sería extraño que Boric en Chile quiera el mismo destino.
¿Y Lula? Vaya uno a saberlo.....
Demasiado seria la cuestión. Realmente demasiado como para no tener total y absolutamente claramente definidos a estos movimientos no democráticos. ¿No le parece?
Creo que un nombre que puede ser representativo de éstos regímenes es Neocomunismo.
Si bien aceptan la propiedad privada se reservan el poder de controlar cuánto deben ganar, cuánto poseer, cuánto invertir, dónde invertir y cómo cada uno de los "capitalistas" considerados, dicho sea de paso, casi como intrusos que deben ser aceptados como si parias sociales fueran.
Determinado el nombre que puede representarlos y los conceptos que pueden hacer posible identificarlos para que todos sepan a qué se exponen toda vez que creen que deben apoyarlos queda ver cuál es su punto de apoyo y así poder englobarlos "en una sola bolsa". Así como los comunistas de antes de la caída del muro de Berlín veían a la URSS como Faro guía, hoy tienen a China.
Seguramente usted dirá "no hay nada menos comunista que China".
Es cierto que la economía China es capitalista y además una de las sociedades con mayor desigualdad en el mundo pero tiene elementos que son rescatados por los igualitaristas no democráticos: el dirigismo estatal con crecimiento económico (¡hasta ahora!), autoritarismo, continuidad sin oposición y por más contradictorio suene (recordar que en todos estos procesos lo que abundan son las contradicciones) la afirmación de la inexistencia de los derechos humanos.
Finalmente, si quiere identificar a un neocomunista alcanza con saber su posición respecto a China. Si apoya al régimen chino sepa que está ante un Neocomunista y por tanto antidemocrata.
Dejo a continuación una transcripción de un fragmento de una nota de Felipe Frydman en un reconocido medio de comunicación que me ayuda a confirmar lo escrito en este post.

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(Chen Zhonghao/Xinhua via AP, File)
(Chen Zhonghao/Xinhua via AP, File)

"Xi Jinping pronunció un discurso el 15 de marzo en ocasión del diálogo de alto nivel del PCC con miembros de partidos políticos de otros países para presentar la Iniciativa de la Civilización Global (ICG) que se suma a las Iniciativas de Seguridad (ISG) y Desarrollo (IDG). Xi, haciendo uso de una metáfora china, destacó que “mientras una sola flor no hace primavera, 100 en florecimiento traen la primavera al jardín” para ejemplificar la prosperidad común y el desarrollo compartido.

En los párrafos siguientes Xi sostiene que los países deben tener una mente abierta para apreciar los valores de las diferentes civilizaciones y abstenerse de imponer sus propios criterios o modelos y evitar la confrontación ideológica. En esa línea, sostiene que el PCC está comprometido para fortalecer el intercambio y la cooperación con otros partidos políticos para lograr la convergencia de ideas e intereses. El PCC aparece asumiendo un rol medular en las relaciones internacionales para transmitir su experiencia de gobierno con otras organizaciones.

Un tiempo más tarde, el Presidente de la Academia de Ciencias Sociales, Gao Xiang, se encargó de profundizar la propuesta de Xi Jinping. Gao señala que la civilización china tiene una historia de 5000 años que explica los avances en esta nueva era. Según su análisis, esta civilización es la única que continúa desarrollándose porque está “plantada en un suelo fértil de culturas étnicas diversas”. La interacción de esas civilizaciones permitió la introducción del marxismo que se convirtió en la ideología guía para crear una nueva era. En cambio, los países occidentales promovieron la superioridad de la raza, cultura y civilización como si fuera el final de la historia humana. “La civilización china sería respetuosa de los sistemas políticos y modelos de desarrollo y no interfiere en los asuntos internos de otros países; el PCC solo persigue ideales nobles de una paz real y duradera”. No se menciona que entre esos valores están los derechos humanos, la democracia, el individuo y la libertad.

La nueva Iniciativa confronta la civilización china con la occidental como ya lo hiciera en la Declaración Conjunta de Rusia y China del 4 de febrero de 2022 para espaldar pocas semanas después la invasión a Ucrania. Gao denuncia los intentos de occidente de imponer un modelo único de desarrollo y ofrece en su lugar uno con características chinas. El héroe de la historia es el PCC que en sus 100 años de historia “llevó a cabo duras luchas, completó la revolución socialista, estableció un sistema socialista y promovió el renacimiento y crecimiento del movimiento socialista mundial”.





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