Cultura, instinto y dominación extranjera

A través de la entradas y el libro de este blogs se descubre la enorme importancia de dos protagonistas en la organización y desarrollo de las sociedades.
Me refiero al instinto que nos presiona por competir con los demás y a la cultura de los pueblos (en especial la cultura cívica).
El instinto que inevitablemente deriva en el capitalismo (nuestro verdadero rey) y la cultura que define hasta donde somos capaces de auto organizarnos eficientemente.
Definitivamente, los pueblos con culturas que hacen proclives a los ciudadanos a cumplir con las normas y reglas y los predispone a creer en el bien común, llevan enormes ventajas que se traducen en instituciones eficientes.
Ya nadie duda que cuanto más eficientes las instituciones, todo funciona mejor (economía, educación, justicia, etc.)
En contraposición, los pueblos con culturas que solamente consideran de interés lo que sucede en su ámbito personal y familiar mientras todo aquello que trascienda ese espacio, o no le dan importancia alguna o incluso consideran un obstáculo a sus intereses personales (pago de impuestos por ejemplo), tienen enormes  dificultades para conseguir instituciones eficientes.
En este momento entra en el juego la otra pata del título de la entrada: dominación extranjera.
¿Como?
Fácil, el instinto que nos presiona por competir o superar al otro lleva inexorablemente a lo que se conoce como destrucción creativa, se elimina o se cambia lo viejo o usado por lo nuevo y más eficiente.
Más eficientes métodos de creación de riqueza y por tanto, de poder.
Los pueblos con organización más eficiente, obviamente, tienen muchas más posibilidades de alcanzar el ámbito óptimo para destruir y crear o desarrollar, por lo que es razonable esperar que las diferencias se incrementen.
Los países desarrollados hoy son mucho más organizados y más ricos que los del mundo subdesarrollado que hace pocas décadas atrás.
Mientras tanto, el instinto sigue actuando e influyendo y el capitalismo sigue generando creaciones ya que la competencia no es posible detenerla.
Al instinto, no hay razonamiento alguno que lo detenga cuando no hay instituciones capaces de modularlo o regularlo.
Y en el ámbito de la política internacional, pocos dudan que lo que impera es lo que se conoce como "realismo".
Que es lo mismo que decir: impera la ley del más fuerte.
Por tanto, si alguien con escaso poder puede ser avasallado por el más fuerte, no hay institución, lógica o razonamiento alguno que se interponga (ONU, OEA, etc están "pintados").
Estos conceptos adquieren especial relevancia cuando se discuten políticas que buscan prevenir la injerencia extranjera en los asuntos internos.
Generalmente se acude a los postulados de las ideas de izquierda con preponderancia en las simpatías de las mayorías y siempre asociadas al nacionalismo.
Como aclaro en varias entradas, las políticas de izquierda en pueblos con culturas individualistas como la nuestra (poco apegadas al cumplimiento de las normas y reglas) están condenadas a la desorganización permanente y, por tanto, a un fracaso tras otro.
Por ello, en vez de disminuir las posibilidades de ser sometidas al dominio de las voluntades extranjeras, las aumentan.
Conclusión, si te preocupa el riesgo de padecer la dominación extranjera, no busques en las ideas estatistas o socialistas el método adecuado.
Busca que formas te pueden llevar a una eficiente organización social donde la destrucción creativa sea una realidad.
Mientras ello no suceda, los Ford, los Carrefour, los City Bank, los Android, los Siemens, los Monsanto, los Barrik Gold y los miles de etcéteras seguirán decidiendo y dominando tu futuro.
Aquellos países que han logrado organizarse eficientemente y han logrado un estado apto para la destrucción creativa son los que adquirieron "armas de dominación" capaces, no sólo de defenderse, sino también de ir a la conquista (las corporaciones internacionales son las verdaderas armas del presente mientras el poder militar sólo cuenta para tácticas de apoyo ocasionales)
Dos ejemplos paradigmáticos, Korea del Sur con Kia y Sansung y España con Repsol y Telefónica entre otras.
Estados que hasta hace poco discutían una y otra vez como evitar ser dominados, con políticas cerradas y nacionalistas de por medio.

Comentarios

  1. Hola: Hé leido su comentario en La Nación. No me anima el deseo de hacerle una crítica, dado que en principio comparto su "linea de pensamiento".Pero para ayudarle a usted a profundizarla, si no lo toma a mal,tenga a bien en leer algo que yo le voy a sugerir. Hágalo con paciencia y sopesando cada palabra, salvo la introducción. Además para esta lectura, deberá tener Usted en cuenta el momento histórico en que estas palabras fuerón escritas, y el desarrollo de los conocimientos científicos, en ese momento (SIGLO XVIII). El texto se llama: Discurso sobre la Desigualdad de los Hombres de Jean Jacobo Rousseau. Se tratan de solo 50 páginas, y las puede hallar en la WEB en PDF. Además me apresuro a decirle, que el título de este, poco o nada tiene que ver con el contenido, que a mi modesto entender lo excede con creces. Sí por casualidad Usted yá lo había leído con anterioridad, sepa disculparme por esta intromisión.
    Saludos Cordiales: Marlaw

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  2. Marlaw, el instinto protagonista del blogs y el libro lo descubrí hace muchos años a través de una intuición.
    Como resultó muy útil para interpretar la política y la economía entre otras ciencias sociales, comencé a investigar en la política económica, filosofía, historia, antropología, etcétera que se sabe del referido instinto o pulsión.
    Llamativamente solamente logré verlo como yo lo interpreto en un programa de tv, pero sin relacionarlo con ningún tema dónde su actividad es determinante.
    En filosofía recuerdo que Hobbes incluye en su análisis una pulsión que puede asimilarse a mi interpretación, pero su línea de pensamiento lleva a una preponderancia tal de la pulsión que no admite el progreso.
    Lo ve al hombre incapaz de auto-organizarse socialmente y auto-gobernarse sin opción al autoritarismo.
    Si bien el contexto histórico de Hobbes favorecía una inclinación hacia el autoritarismo por el caos que reinaba entonces en la lucha por independizarse del poder Real, la historia demostró que estaba equivocado y además, económicamente, sus ideas llevaban a una clara versión de lo que hoy conocemos como neoliberalismo económico.
    Rousseau, me pareció el extremo opuesto, idealista.
    Y si bien también incorpora la idea que puede asimilarse al instinto que yo destaco una y otra vez, creo que comete el error de considerarlo capaz al hombre de suprimir y dominar al instinto.
    Evidentemente (al menos para mí) su examen, al igual que Hobbes, es incompleto y con deficiencias que son determinantes a la hora de cometer o no errores en las propuestas políticas.
    El instinto al que hago mención lo considero con más poder que la razón, por lo que solamente podemos modularlo regularlo, pero no más.
    Es decir, no podemos prescindir del capitalismo y con suerte podemos lograr lo que los países europeos desarrollados logran: distribución, justicia social y otros logros pero siempre en el marco del capitalismo.
    Mi postura estaría en el medio de ambas ideas filosóficas.
    Vale destacar que además de Hobbes y Rousseau son unos pocos contados con los dedos de la mano los que incluyen en sus análisis algo parecido al instinto que hago mención.

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  3. P/d Marlaw, disculpe el olvido, un cordial saludo

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