Argentina necesita, paradójicamente, una Cristina Fernández de Kirchner corrupta y no una honesta.

Nadie con dos dedos de frente duda de que las políticas que intentó llevar a cabo Macri eran las que debían encararse y que simplemente no fue capaz de llevarlas a cabo. El gradualismo fracasó.
Sin embargo, sigue siendo prioritario para el éxito del proyecto de un próximo gobierno, otro gradualismo aunque ésta vez mejor implementado o eventualmente una política de shock al estilo del peronista y derechista gobierno de Menem con su ministro Cavallo.
Más izquierda, es decir, más dirigismo económico, más voluntarismo y estatismo sería fatal para el próximo gobierno. El caos sería inevitable y si lograran mantenerse en el poder después del caos, deberían retomar el camino fallido intentado por Macri.
Siempre fué así y siempre seguirá siendo así en los países subdesarrollados por la sencilla razón de que la economía se mueve, se estanca o retrocede dependiendo exclusivamente de la decisión de los inversores foráneos. Y los inversores foráneos para mover la economía exigen racionalidad. No más que eso -ver "Inversión extranjera directa"-.
Tan racional como equilibrio fiscal, equilibrio de la balanza de pagos, moneda creíble, mercado de capitales abierto, más trabajadores reales y menos ficticios a mantener (la cantidad actual de empleados públicos "destrabajadores" más los subsidiados es insostenible para países como el nuestro), más todo lo que cualquier estudiante de economía sabe.
Dicho esto, vamos al mensaje que intento transmitir en este post.

Si bien no existe la más mínima duda de que Néstor Kirchner era un delincuente serial, existe la posibilidad de que Cristina Fernández de Kirchner sea una idealista de izquierda honesta pero obligada, por las circunstancias de la vida que le tocó en suerte, a tolerar la mafia que rodeaba a su esposo mientras buscaba lograr objetivos políticos acorde a sus convicciones.
Es decir, tal vez Cristina Fernández de Kirchner no sea una delincuente (que tenga a dos individuos como Kicillof y Alberto Fernández de aliados que aparentemente no pertenecen a una organización mafiosa como todos los que antes acompañaron a Néstor es una prueba de que existe la posibilidad de que así sea, sumado a su gestión de gobierno fuertemente inclinado a la izquierda con altos índices de corrupción pero probablemente por el efecto arrastre dejado por su antecesor y no por iniciativa suya).
Y si así fuera, en vez de ser motivo de festejo para los tiempos que vienen, paradójicamente es motivo de profunda preocupación.
De preocupación porque hoy, como se explica en la introducción al post, se necesita un peronismo en su faceta "derechosa", a lo Menem, para sacar al país del desastre en que se encuentra (cuya responsabilidad recae en un 80% en el gobierno "cristinista" y un 20% en las deficiencias "macristas", vale recordar) mientras que cualquier intento de profundizar las medidas de izquierda provenientes del gobierno de Cristina, llevarían al colapso total.
Si Cristina Kirchner no es delincuente, seguramente se sentirá fuertemente inclinada a actuar según sus convicciones ideológicas y dado que la que ostenta el poder real del partido ganador de las PASO y casi seguro ganador de las elecciones presidenciales, es ella, es de esperar que a eso debamos atenernos.
Si en cambio, es una simple delincuente más de los que abundan en el peronismo, traicionará sin prurito alguno a todos sus seguidores de izquierda (su núcleo duro y mayoritario) para salvar su pellejo ante la justicia y hacer caso a lo que todos los economistas más o menos serios aconsejan: ajuste y racionalidad económica siguiendo los postulados del liberalismo económico.
Hasta ahora, Alberto Fernández se comporta como si Cristina Fernández fuera una simple delincuente y que de idealista "no tiene un pelo", prometiendo al mercado apertura económica, respeto por el acuerdo UE-Mercosur (paradigma de las políticas liberales), etc, sin que se escuche una sola crítica de su "jefa" respecto de sus dichos. Racionalidad económica al fin.
Pero, mientras tanto, el ala idealista del movimiento Kirchnerista y el que le da verdadero sustento a esa agrupación política, como Gravois advirtiendo que Galperin (dueño de la exitosa compañía Mercado Libre), aunque se reúna con Alberto Fernández, no deja de ser lo que supuestamente es para los idealistas de izquierda kirchneristas: el cáncer del pueblo o, desde lejos, un Diosdado Cabello, recordándole a Alberto Fernández (¿O es Cristina el verdadero blanco de sus advertencias?) que el poder no lo tiene él sino el movimiento que lo llevó hasta ahí.
Veremos qué pasa. Lo cierto es que es mil veces preferible para el bienestar de los argentinos una Cristina Fernández de Kirchner corrupta hasta la médula que una honesta e idealista.

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