La nueva izquierda

Por Julián Pérez

Voy a poner mis dos centavos.

Hubo un tiempo en que lo de la izquierda era solamente económico. La teoría marxista clásica habla de clases sociales, definidas por su posición en las relaciones de producción. Y la historia de la humanidad era la historia de la lucha de clases.

Identificamos a la izquierda con la tendencia al totalitarismo, al predominio del poder sobre el individuo, con la supresión de libertades, sobre todo la libertad de expresar ideas opuestas a las bendecidas por el grupo dominante.

Hubo otra ¨izquierda¨ que no dividía a la sociedad en clases, sino en razas: los nazis. Por un tiempo las dos izquierdas se llevaron muy bien, la Gestapo y la KGB intercambiaron experiencias y conocimiento sobre represión y campos de exterminio (los soviets fueron precursores de eso en Siberia) y hasta se repartieron Polonia. Pero la desmedida ambición de Hitler lo llevó a atacar a su aliado antes de haber afianzado entre los dos el dominio del mundo y esa fue su ruina. La preponderancia racial de la ideología nazi es bastante parecida a la preponderancia de los temas de políticas de identidad de la izquierda actual. El papel que antes jugaba el proletariado y el campesinado, las clases explotadas por la burguesía, ahora lo juegan las minorías étnicas, las mujeres y los LGBT, y el nuevo malvado explotador ya no es el burgués sino el hombre cristiano blanco heterosexual.

El proyecto 1619 del NYT apunta a que, al parecer, la historia de la humanidad, o al menos la de los Estados Unidos, ya no sería la de la lucha de clases, sino la de razas, o quizás la de géneros o preferencias genéricas o sexuales, pues el género ya no parece ser algo biológico sino mental. Solamente biológico en el sentido de que al parecer ¨se nace¨ con esas preferencias, no son producto del libre albedrío. El niño que se dice niña y al que hay que cambiarle el sexo aunque a los padres no les guste la idea es porque nació niña en un cuerpo equivocado. Lo de los cromosomas X Y carece de importancia.

¿Está el totalitarismo atado a lo económico? No necesariamente. En la pesadilla Orwelliana de 1984 no se especificaba si había propiedad privada sobre los medios de producción. Parece que no era lo fundamental, sino el hecho de estar bajo la mirada del Gran Hermano, como empezamos a estarlo ahora. Tampoco se menciona en el mundo feliz de Huxley.

¿Cuándo se produjo esa inflexión de lo económico a lo cultural? Quizás un hito fueron las ideas de Antonio Gramsci, que sugirió un cambio de campo de batalla. Y otro momento cumbre fue el movimiento de los años 60 contra la cultura tradicional.

Se trata en estos tiempos, más que de una batalla económica, de una batalla de ideas. Por eso se le ha llamado la ¨guerra cultural¨. Las ideas son el dominio de las élites, la ¨intelectualidad¨ (No toda, pero sí una parte significativa de ella. Hay muchas honrosas excepciones, como Thomas Sowell, Dennis Prager o los profesores del Hillsdale College) Sobre esa parte dominante de la intelectualidad decía Orwell que hay ideas tan estúpidas que solamente un intelectual puede creer en ellas. Porque viven en el mundo de la utopía, no en el de la realidad. Tienen mucha información, pero poca sabiduría. Una anciana analfabeta puede tener más sensatez y sentido común que ellos, pues su sabiduría está avalada por su experiencia vital y su contacto con la realidad.

Los sesudos de Silicon Valley, los Bezos, los Gates, los Zuckenbergs, pertenecen a esa intelectualidad muy pagada de si misma, de sus ideas y de su concepción del mundo, que no toleran que otros contradigan. Y dominan el nuevo rincón de los oradores de Hyde Park: las redes sociales, con la diferencia de que deciden qué oradores tienen derecho a subirse al cajón y soltar su discursiva. La libertad de expresión es una especie amenazada de extinción: es lo primero que suprimen los que tienen vocación de dictadores.

Trump no gobernó para las élites, sino para el americano medio, el del sentido común. Las élites lo odiaron porque era su enemigo.

Tampoco se trata de desdeñar las motivaciones económicas. Pero capitalismo y libre mercado son categorias muy generales. En la práctica hay muchos intereses contrapuestos. El pequeño comerciante se perjudicó con el shutdown. Amazon y otras grandes empresas se beneficiaron. El obrero norteamericano se perjudica con la exportacion de industrias a China. Las transnacionales encantadas porque reducen sus costos. Bill Gates y Apple tiene grandes negocios con China y no es ajeno a Big Pharma. No sólo de Microsoft vive Guillermito Puertas... Ademas, esa gran empresa es beneficiaria del crony capitalism, que escoge ganadores y perdedores, pues es la que puede contratar un ejercito de lobbistas que les consiga prebendas.

No se llevan muy bien esas grandes transnacionales monopolistas con el libre mercado. En la práctica sus efectos y sus deseos de control total no difieren mucho del de los gobiernos socialistas poseedores de todo y planificadores de la economía.

El partido demócrata no representa al americano medio ni a la pequeña empresa, ni al blue collar. Representa a las élites. Si se es élite se puede ser capitalista y de izquierda. Trump es su enemigo porque, pese a ser un gran empresario, no está desconectado de esos americanos medios (quizás porque también fue showman) y tampoco odia o desprecia a su país. Otra razón por la que lo odian las élites es porque desprecian todo lo que no es ¨fino¨. Su desprecio al presidente Trump en realidad es un reflejo del desprecio más general al americano medio, el mismo desprecio que siempre tuvo la culta Europa, el ideal de las élites locales.

Comentarios

Posts más vistos

Instituto Patria, un psiquiátrico. Y sin psiquiatras.

Pfizer, muerte e ideología.

Borges, la crisis Argentina y lo que nadie dice.

Cristina, el gran problema argentino

El comunismo y su enemigo imbatible

El pueblo y la envidia

Cultura colectivista vs cultura individualista

Instinto y cultura nuestros verdaderos soberanos

Cuanto peor, mejor

La Nueva Guerra Fria. Desarrollo vs subdesarrollo. Occidente vs Oriente. Posmodernidad vs Medioevo