El homo communismi: su orígen

El principio, 3.500 millones de años atrás, fué una sopa de elementos. Atomos sueltos y unidos en moléculas por el azar hasta que de tanto interactuar unas con otras se formó una estructura molecular sin la cual la tierra nunca hubiera tenido una historia para contar. Se formó una estructura con capacidad de replicarse. Un replicador o replicante. El ADN. La vida.......
Estos replicantes, según los sabios, tarde o temprano se encontraron compitiendo entre ellos por ingredientes necesarios para su supervivencia y reproducción.
Llegó entonces la famosa evolución.........
Requirieron especializaciones para protegerse de otros replicadores como también más eficientes métodos de obtención de sus necesidades vitales.
Hasta las formas más simples de vida como los virus ARN necesitaron alguna especialización y protección. Algunos, como los que aún comparten sus vidas con las nuestras se valen de proteínas lipidicas que las cubren y protegen......... Como el coronavirus.
Sin embargo, la evolución aparentemente encontró más potencial para la subsistencia del replicador-replicante con la constitución de lo que conocemos con el nombre de célula.......
Puesto en marcha este camino, seguramente nada evitaría el siguiente paso evolutivo: la unión de varias células formando un complejo celular con mayor capacidad de obtención de elementos para replicarse y además con capacidad de utilizar para ello a las mismas células que aún se mantenían solas de alimento. 
Al fin, una carrera por quién evolucionaba con más células y por tanto con más mecanismos disponibles para defenderse, alimentarse y atacar.........
Sin embargo, y como todo está determinado por el azar sin ningún plan ni propósito ni camino predestinado, muchos replicantes encontraron en su propia primitiva estructura especializaciones mediante pequeñas modificaciones para fortalecerse y adquirir una enorme capacidad de supervivencia sin necesidad de recurrir a estructuras más complejas. Resultado de este fenómeno adaptativo, sobrevivientes..... y extintos....
Incluso, después de recorrer su camino los monstruosos dinosaurios, muchos diminutos, simples y primitivos organismos vivos son finalmente no solo los más numerosos por lejos del planeta, sino también los más poderosos (aunque vale reconocer que el pluricelular homo sapiens ha logrado eliminar a muchos de ellos).......
Tal vez y a su pesar, las estructuras celulares más complejas, una vez puestas en la carrera de la especialización mediante el aumento de la complejidad estructural ya estaban inmiscuidas de una carrera imposible de evitar. Nadie involucionó de estructuras complejas a más simples.
Así, surgieron, aparentemente, primero unos pequeños peces, que después modificaron sus formas lentamente a medida que entraban en contacto con la superficie sólida, con la tierra. Los anfibios....... 
Hasta conquistar la tierra.
Probablemente, esa desconocida fuerza llamada evolución se percató que había un hábitat donde la competencia no existía. ¡Alegría!
Hacia allí fueron los replicantes.
Pero lamentablemente, ya hemos aprendido que la competencia nunca cesa en nuestro hogar llamado planeta Tierra. En el agua, en el aire y en la tierra. Todos competimos contra otros replicadores-replicantes y muchas veces también entre los mismos replicadores competimos para mantener vivo y capaz a nuestro propio replicante. Los Homo Sapiens somos los más expertos en esta última categoría de competencia.
Y de la competencia surgen los riesgos y de ellos, la necesidad de especializarse cada vez más y más........ y más.......
Hasta llegar a tamaños lo más grandes posibles y así tal vez estar libres de la competencia. Aunque una sola célula, o peor, un simple replicador de ADN, un virus, podría destruirlos con la facilidad que un elefante mata una hormiga.
Hoy todos estamos siendo testigos de ésta afirmación con el maldito y altamente adaptado covid19.
No importa. Igualmente ¿Cómo saber que es lo más óptimo?
De hecho, las extinciones siempre sucedieron por motivos ajenos o por propias malas decisiones evolutivas.......... Todo puede pasar cuando el azar es el que toma las decisiones. Como sucede con los cataclismos climáticos o meteorológicos, cualquier evento puede sobrevenir..........
Finalmente, siempre el azar termina teniendo la última palabra. 

Pues bien, fué este azar el que llevó a que desde una célula que evoluciona en busca de mayor capacidad y seguridad para que el replicador continúe replicándose en el tiempo hayamos  llegado hasta la aparición de  los simios antropomorfos.
Simios, como los que ahora conviven con nosotros, que tienen como única finalidad, como todas las demás especies de la vida animal y vegetal, la de lograr que el replicador siga replicandose.........
Un día, nadie tiene la más mínima idea del cómo, un simio (tal vez incluso sucedió con más de una especie de simios) de pronto no solamente vió una banana, también se vió a sí mismo. Comenzó la conciencia de su existencia y con ella, la humanidad........
Percibió que podía usar el cerebro para algo más que el uso de siempre, el de satisfacer un mandato instintivo.... 
Producido este fenómeno, más tarde o temprano aparecería la idea de que ya que podía actuar y sobrevivir sin necesidad de recurrir a sus instintos, podría construir su propio sistema de supervivencia basado en principios "racionales" no instintivos. Planificar.....
Dejar atrás el viejisimo sistema de supervivencia basado en conductas instintivas. Como en el instinto que se expresa a través del egoísmo pero que por suerte finalmente redunda en beneficios para todos ¿No es hora de abandonar semejante primitivismo toda vez que somos capaces de pensar? 
¿Reemplazar lo animal por algo revolucionario, innovador, justo, racional, equitativo más los adjetivos calificativos positivos quieran agregarse?

La respuesta esperada surgió.
Ya es hora de dejar de ser dominados por impulsos primitivos que nos condenan a injusticias como la desigualdad, a la lucha por la supremacía entre naciones o a la competencia sin cuartel que lleva a la inevitable existencia de ganadores y por tanto, también perdedores.
¿Por qué alguien debería perder si somos seres racionales, pensantes? ¿No debería existir una solución a un problema tan elemental? ¿Por qué debemos tolerar incontables humanos que sufren hambre y miseria porque les tocó en suerte el lugar del "perdedor"? Como seres pensantes hasta capaces de crear súper computadoras ¿no deberíamos ser todos ganadores? 
Es evidente que la respuesta es que sí. Efectivamente no solo podemos, también hasta puede considerarse como una obligación responder a esta realidad....
Pero si se desconoce radicalmente a nuestra vieja naturaleza humana y su poder conservado aún intacto hasta la actualidad y después de haber pasado por todos los cataclismos imaginables, puede que pequemos de apresurados. Irresponsablemente apresurados.
Cuanto más racionales querramos ser, probablemente más apresurados.
Como los super racionales planificadores comunistas.
Surgió entonces el homo communismi. El racional planificador del mundo en el que todos somos ganadores.
De hecho, si el comunismo fuera como se planifica que sea ¿Quién sería el perdedor? Probablemente nadie. O al menos, casi nadie.
El problema está en que ignoraron - aún lo ignoran - que la parte primitiva sigue firme dejando su impronta en la enorme mayoría de nuestros actos. Firme......
El egoísmo, y la codicia con él, se sigue imponiendo y sobre todo en aquellos encargados de conducirnos hacia el anhelado mundo de la racionalidad. En el comunismo, los egoístas empresarios finalmente son reemplazados por los egoístas y codiciosos líderes del proyecto (con el agravante que estos egoístas no producen bienes ni servicios ni alimentos). 
El votante racional finalmente es reemplazado por el votante pasional. Un corrupto solamente puede ganar elecciones si son las pasiones las que deciden el voto ¿Cómo explicar sino al peronismo o al PRI en el poder a través de procesos democráticos?
La envidia aún decide en una proporción determinante de los ciudadanos a quienes queremos como líderes.
La ambición y la codicia, querramos o no, aún decide quien invierte y quién no y que economía crece y cual no.
La realpolitik es a la que tenemos que atenernos querramos o no so pena de ser arrasados por las circunstancias si así no lo hiciéramos.
Finalmente, si queremos dejar atrás a los perdedores, a la competencia sin cuartel, a las bombas atómicas, a la contaminación sin control, a las guerras, es evidente que debemos dar a la razón un lugar destacado pero sin apresurarnos, dando el espacio necesario a nuestra parte primitiva que aún subsiste y que sin duda alguna seguirá subsistiendo e imponiendo sus condiciones lo querramos o no. Con equilibrio, con pasos firmes para disminuir el riesgo del error (como los de Corea del Norte o de Mao o Pol Pot o de Fidel por nombrar algunos errores que no deberíamos repetir).
A pasos firmes y lentos como lo están haciendo, al fin y al cabo, los países desarrollados del Bienestar.

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