el verdadero drama ruso

¿Cuál es el verdadero problema ruso para los rusos y para el mundo?
Su cultura. Ahora y siempre. Como con todos los pueblos del mundo, su cultura define su comportamiento, sus expectativas, sus modos de conducirse, sus posibilidades ante el devenir, su alma o espíritu. Lo que los identifica. Su ADN. 
Bolivia es lo que es y será lo que será por su cultura. 
Argentina tiene al peronismo que se identifica con su cultura cívica y política.
Irán es lo que su cultura impone. Su religión dicta sus objetivos y su cultura los resultados. Las ideologías tarde o temprano se adaptan al contexto impuesto por la cultura.
El peronismo, sus ideas y objetivos terminan en lo que la cultura determina como serán los resultados. Los de siempre, populismos corruptos y fracasados. Y no podemos salirnos del sendero ideológico peronista porque es lo que somos, una ideología predominante en un contexto cultural determinado con sus resultados inevitables.
Los países del Norte de Europa no escapan a esta regla. Son el producto de una convicción ideológica predominante, el famoso Estado de Bienestar. Ese es su centro neurálgico y todo gira alrededor como si de una órbita se tratara con alguna desviación hacia la izquierda y otra a la derecha pero sin abandonar nunca la rotación orbital. En ellos es también su ideología predominante y su cultura la que define el resultado y tienen la enorme fortuna de vivir una cultura que impone conductas que favorecen enormemente las exigencias de ese ideario predominante. El éxito en este caso los acompaña.
Son esos países del Norte de Europa, de hecho, todos iguales en su determinación, conducta y resultados. Y se desarrollaron. Son verdaderas democracias.
Rusia no es una excepción a esta regla definida por la cultura y la ideología predominante.
Desde siempre, Rusia fué un pueblo más pobre que sus vecinos occidentales con quiénes inevitablemente se comparaban y se comparan. Recuerdo los intentos de los zares por modernizar a la Nación trayendo intelectuales, profesores, técnicos, etc. con el objetivo de achicar el siempre evidente atraso del pueblo ruso respecto de sus vecinos de occidente. 
Siempre fueron militarmente fuertes, siempre, pero también siempre pobres y atrasados en cuanto índice de desarrollo o riquezas se midiera.
Hoy sigue siendo exactamente igual que siempre.
Y lo que hace más proclive a incentivar las pasiones humanas -a Zaratustra fundamentalmente- es la situación actual que viven las comunidades rusas en los países independizados de la vieja Unión Soviética con una cultura cívica y política diferente, mucho más progresistas, ordenados, honestos y colectivistas que les hace muy fácil prosperar. Estas comunidades rusas "atrapadas" en lituania por dar un solo ejemplo constituyen el sector social atrasado, inadaptado y pobre. 
Inferior.  Lo mismo sucede con el enclave ruso en medio de la Europa desarrollada, Kaliningrado. Pobres y atrasados. Una especie de vergüenza en medio de la riqueza ajena.
E inferior a los demás es para cualquiera en cualquier lugar del mundo algo que no se acepta ni se tolera. Siempre se buscan artilugios psíquicos para justificar una inferioridad para que no se vea como tal. Sin este mecanismo psicológico primitivo es imposible mantener un equilibrio emocional que haga pasible aceptar nuestra vivencia. Para eso contamos con una herramienta, nuestra razón instrumental. Capacidad racional muy eficiente para esta misión que siempre encuentra una excusa para que esa inferioridad "desaparezca". Incluso logra que aquellos, los "supuestamente" superiores, se vean inferiores y que por algún "método mágico" hacen parecer lo contrario. 
¿Qué es sino echarle culpas al imperialismo o al capitalismo o al dañino consumismo occidental de los problemas que padecen los pueblos pobres?
Hasta logran poner en el lugar de desafortunados a aquellos que si bien disfrutan de bienes y consumos de difícil acceso para ellos son víctimas, una especie de esclavos del consumismo, y que para colmo "destruyen el planeta" emparejándolos con una especie de delincuentes seriales del mundo.
Fantástico, el "mejor finalmente soy yo y no ellos". Los desalmados y pobres inferiores destructores de esperanzas para el mundo son ellos que no logran visualizar la realidad.
Pero la realidad es a menudo muy dura y por eso muchas veces no alcanza con las excusas y esperar a que el azar algún día despeje las dudas y nos muestre que los inferiores son ellos y no nosotros.
Esa dura realidad es la que lleva a la acción a quienes no tienen la paciencia de esperar.
A los Putin.
Los Putin jamás tolerarán la inferioridad rusa.
Nunca lo hicieron a lo largo de toda su historia.
Y ante la inmensa dificultad que les impone su cultura cívica y política para competir en el ámbito en el que sus oponentes compiten, en el capitalismo (como intentaron hacerlo rompiendo las ataduras del comunismo) se ven entonces obligados a buscar otro método. Otras formas. Que se adapten a sus posibilidades.
Y ese método desde que el pueblo ruso es pueblo fué el expansionismo basado en la fortaleza militar.
Rusia siempre fué Rusia por su poder militar y no por su riqueza material y nivel de vida ciudadana.
El expansionismo y la fortaleza militar es lo que compensaba la inferioridad económica y hacía al espíritu del pueblo que los unía. Y aún los une.
No existe un gobierno ruso si no se recuesta en este principio fundacional de la Nación rusa.
Pues bien, Putin y la invasión a Ucrania es el resumen perfecto de lo expuesto toda vez que cualquier análisis da muestra de que invadiendo un país pobre, sin recursos y muy corrupto no hay nada por ganar y sí mucho por perder. Muchísimo. Rusia debía volver a ser Rusia y por lo tanto a alguien había que invadir y le tocó en suerte a la pobre Ucrania.
Pero, la historia se repite pero los escenarios cambian y el escenario actual es muy diferente al de antaño en el que éste método para mantener la integridad del espíritu de Nación rusa era eficiente, y cambió.
Cambió porque lo que te ensalzaba el ego mostrándote fuerte y competitivo aunque fueras más pobre y retrasado que los demás, el poder militar, ya no sirve para éste objetivo. Hoy las verdaderas armas son otras.
Hay la fortaleza, el poder, el ego mayor no te lo dan los ejércitos numerosos llenos de "pólvora".
Hoy el arma que debes poseer para mostrarte fuerte y poderoso ante los demás y con capacidad de influir en la vida de los que compiten contigo son las corporaciones multinacionales. Son ellas las que te hacen verdaderamente superior.
Y para tener estas armas necesitas una materia prima elemental: Capital Social (en el sentido sociológico del término).
Capital determinado por la cultura cívica y política capaz de engendrar las herramientas que hacen posible la creación, desarrollo y perfeccionamiento de estas armas: las instituciones con la eficacia adecuada para ello.
Instituciones que dan lo que no se cansan de recordarnos los economistas del capitalismo: previsibilidad, seguridad jurídica, confiabilidad, etc.
Sin la cultura adecuada, esas metas son muy difíciles de conseguir.
Los interminables tiempos de pobreza estructural que caracteriza a todos los países no desarrollados por siglos es por este simple y elemental motivo. Porque las culturas son determinantes y son extraordinariamente difíciles de modificar. Y sin la cultura adecuada que produzca instituciones que den confiabilidad, seguridad, previsibilidad y la austeridad necesaria para competir, esas armas cuestan demasiado conseguirlas o producirlas. Por eso son muy pero muy pocos lo que lograron torcer el destino que sus culturas les tiene reservado y alcanzar el desarrollo en los últimos tiempos.
Llegados a éste punto me veo obligado a aclarar que sí, en efecto existe un país que sin cambiar su cultura propia de los países subdesarrollados ha logrado oponer armas de poder a los países desarrollados, me refiero obviamente a China.
Pero cuenta con un elemento que pocos tienen, una población lo suficientemente numerosa como para absorber las ineficiencias a las que la cultura los condena. Se pagan los costos necesarios, obviamente.
Salarios de esclavo en aquellos que les toca la tarea de absorber ineficiencias, desigualdad extraordinaria para estimular a los que pueden crear las armas de combate modernas referidas y un poder autoritario absoluto para lograr una previsibilidad imposible de conseguir si una democracia fuera el sistema de gobierno.
Pero Rusia no cuenta con esta ventaja que tiene China.
Así que hoy no tiene opción que recurrir al viejo método, al de la pólvora.
Acá estamos, con una Rusia invadiendo un territorio que no le suma absolutamente nada y le agrega miles de conflictos y problemas y que sirve solamente para un objetivo: darle al espíritu ruso una excusa para no sentirse inferiores 
¿Que la OTAN se acerca demasiado a su frontera y pone en riesgo su integridad? A quién se le puede ocurrir invadir Rusia. No existe locura suficiente en el mundo como para que aparezca uno que lo intente. No solamente porque sería una locura sino, y fundamentalmente, porque existen armas capaces de dominar Rusia sin disparar un solo tiro. Las corporaciones como Intel o el sistema Swift por dar solamente dos ejemplos de armas modernas que pueden poner de rodillas a toda Rusia sin siquiera hacer sonar un cohete para juego de los niños.
Por suerte, es probable que las nuevas generaciones de rusos no se identifiquen tanto con este método para reivindicarse ante los demás y prefieran luchar en el ámbito actual, en el del capitalismo abierto.
Son estos ciudadanos los que probablemente le pongan un freno a los Putin.
Como aquellos que cada tanto le ponen un freno a los peronistas.
El problema es que el alma de la nación sigue siendo la misma y por tanto es de esperar que tarde o temprano más adelante, si el mundo logra deshacerse del Putin actual, surja otro en el futuro. 
Como en Argentina, el peronismo de izquierda cederá el poder un tiempo ante sus inevitables fracasos pero más tarde o temprano volverá.
Pero ese será otro capítulo de la historia.
Como el verdadero poder de Putin consiste en que todos asumen que probablemente es un psicópata y como tal capaz de cualquier locura como la de usar armas nucleares y por ello dudo alguien se animaría a intervenir en el conflicto no más de lo estrictamente posible, la llave del futuro de Putin y de esta desgraciada guerra la tiene sin duda alguna China que claramente se encuentra en su bando, en el de los subdesarrollados, que intenta con las herramientas del subdesarrollo competir, pero como está logrando hacerlo en el verdadero campo de guerra actual, en el económico con sus poderosas armas (sus corporaciones multinacionales) dudo le interese bancar a alguien que pelea contra molinos de viento.
Y sin China, Rusia sufrirá la realidad de las circunstancias del mundo muy diferentes a las de 100 años atrás cuando con la URSS y su sistema logró por unos años reivindicar su orgullo.
Si China le da las espaldas, Rusia tendrá que deshacerse de Putin sí o sí si no quiere sufrir una crisis económica colosal. Y de no poder hacerlo (como seguramente deben querer todos los que rodean a Putin incluidos sus más cercanos colaboradores) una escalada de violencia y destrucción puede sobrevenir. Riesgo que siempre se corre cuando un loco tiene el poder de daño de Putin. Y locos siempre surgen. Los Hitler's, Chávez's o Maduro's o Castro's siempre aparecen cada tanto por todos los rincones del planeta. Y el problema es que esta vez apareció en el peor lugar. En Rusia.
Reitero, China tiene la llave. Si ella no entra en el juego ruso, la política interna de Rusia deberá buscar los mecanismos para deshacerse de Putin porque éste difícilmente ceda y llevará los hechos a límites que ni siquiera podemos imaginar salvó que le den una salida que logré salvar su dignidad (tal vez cediendo a Rusia las regiones ruso parlantes).
Solamente queda esperar qué papel asume China y hasta donde es capaz de llegar Putin ante el fracaso que le espera...

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