Zaratustra y sus aliados, cultura e ideología predominante, destruyendo los pueblos subdesarrollados.

Después de leer una nota sobre la situación en Zimbabue y la corrupción pornográfica de sus gobernantes y familiares, vuelvo a insistir en el protagonismo, ignorado por todos y por eso mi insistencia, de nuestros instintos y la cultura en estas historias que se repiten en todos los países subdesarrollados sin excepción.
Nuestros instintos y la cultura definitivamente deciden el destino de los pueblos subdesarrollados.
¿Que otra cosa que no sea algo primitivo como un instinto puede explicar el enriquecimiento pornográfico de la familia gobernante de Zimbabue y sus socios políticos?
¿Existe algún mínimo atisbo de razón al exibir riquezas como joyas de 1 millón de dólares en un pueblo con hambre y miserias?
¿Puede ser algo diferente a un instinto lo que lleva a que compitan entre las élites y sus familiares por quién exibe el coche o el reloj más caro y ostentoso? ¿La razón es capaz de pedir que haya un feriado en su honor a cambio de dejar el poder?
¿Para qué tantas riquezas y ostentación?
La respuesta a estas preguntas sin la más mínima duda está en un instinto tan primitivo como el homo sapiens que nos presiona para que los demás adviertan la presencia de nuestro ego. Y la manera más eficiente para hacerlo es exhibiendo riquezas, cuanto más, más satisfecho el instinto y más endorfinas euforizantes recibe el animal como recompensa por el "deber cumplido".
¿No es acaso el mismo mecanismo que llevó a un tal Néstor Kirchner a querer apropiarse de cuánta riqueza tiene nuestra nación?
¿No es también el mismo mecanismo el que lleva a cada gobernador de las provincias pobres a enriquecerse, él y sus socios políticos quedándose con cuanto activo disponible a apoderarse exista? ¿Tanto enriquecimiento?¿Para qué tanto si no es para algo que escapa absolutamente a cualquier noción de razón o sentido común?
¿No sucede y sucedió exactamente lo mismo en Venezuela, Brasil, México, etc, etc?
¿No es hora de que toda la sociedad esté advertida de la presencia de este instinto dado la enorme capacidad de daño tiene cuando no utilizamos sus facetas positivas y se dan las condiciones para que se expresen las negativas como en estos casos?
Eso intento desde hace años y voy a seguir haciéndolo hasta el cansancio desde mi humilde lugar.
¿Y la otra cara de esta misma moneda tan desconocida como la anterior, aunque ya descubierta por muchos intelectuales a diferencia del instinto referido anteriormente que solamente los que participan del blog lo conocen, pero largamente ignorada por casi todos?
Me refiero a la cultura de los pueblos.
¿Qué otra cosa puede explicar porqué en Noruega las políticas petroleras y los planes socialistas funcionan con una eficiencia envidiable y en Venezuela degeneran en populismos corruptos hasta la médula? ¿Por qué los campos de África en manos de dueños con cultura europea son productivos y en manos de africanos son totalmente incapaces de producir algo más que una huerta de 50 metros cuadrados?
¿Por qué las políticas dirigidas por el Estado de educación, salud y retiro son tan eficientes en Suecia o Dinamarca y tan desastrosas en los países de Latinoamérica?
¿Es la genética de los europeos superior a la de los africanos y latinoamericanos y por ello son más eficientes e inteligentes para organizarse social, política y económicamente?
¿O es una cultura diferente que nada tiene que ver con la genética?
¿Sea una u otra opción (creo firmemente que es cultural no genético) no es necesario advertir y reconocer las diferencias y actuar en consecuencia? ¿No es acaso evidente que debemos adaptar las políticas a nuestra condición cultural, o genética si quieren?
¿Cuándo se va a encarar el análisis desde estas perspectivas tan protagonistas?
Si el instinto pide diferenciarnos y de ese mecanismo surgen los emprendedores que finalmente producen los bienes y servicios necesarios para mejorar la calidad de vida de la población ¿Por qué insistir en dificultarles el camino?
Si nuestra cultura cívica impide que el Estado sea eficiente para conducir vía voluntarismo la economía ¿Por qué insistir en algo que nos está vedado por nuestra condición cultural?
Si en los países nórdicos las políticas sociales y dirigistas son eficientes pero sus ciudadanos claramente tienen conductas cívicas claramente diferentes a las nuestras ¿Para qué imitarlos si no somos iguales? ¿Cuántas veces más vamos a fracasar hasta convencernos de ello?
Y si igualmente vamos a insistir en imitar sus políticas ¿Por qué no encaramos primero la problemática cultural y recién entonces buscar un camino que nos conduzca al lugar que ocupan esos exitosos pueblos? Y si nuestra cultura cívica nos condena a utilizar como única política con chances de éxito a las liberales o individualistas ¿Cuánto vamos a esperar a concientizar a la población de ello?
Si no aceptamos mayoritariamente que las únicas políticas con posibilidades de traer progreso, aunque sea económico, y por tanto tampoco esas políticas nos benefician ¿qué esperamos para insistir en cuanto medio sea posible para revertir la situación?
La ecuación a entender es muy simple: si la cultura cívica del pueblo es individualista, la única política económica posible es la individualista.
Si la cultura cívica es colectivista como la Noruega o Japonesa, entonces pueden utilizarse políticas colectivistas (siempre que sean no comunistas) o liberales según la ideología predominante.
Nosotros debemos utilizar políticas económicas liberales individualistas mientras nuestra cultura sea individualista.
No hay otra opción. Debemos cambiar nuestra cultura o nuestra ideología predominante. Una u otra, pero alguna de estas variables sociales debemos cambiar si queremos progresar algún maldito día.

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