¿Trump populista?

Transcribo una columna publicada en un reconocido blog del Sr Montaner y un comentario mío referente al problema del populismo y el riesgo de que los EEUU sufran semejante lacra.

Por Humberto Belli Pereira


Es míster Trump, o la presente administración norteamericana, un tigre de papel? La expresión tiene origen chino para designar algo que aparenta ser muy peligroso, pero no lo es. La usaron Mao Zedong y luego Vietnam del Norte en relación con Estados Unidos. Hoy algunos quieren aplicarla a Donald Trump. Alegan que es propenso a bravuconadas o amenazas que no ejecuta. Citan, como ejemplo, el caso del muro con Méjico, que iban a pagar los mejicanos, y, últimamente, el caso de Venezuela.

Aquí el presidente norteamericano parecía que iba con todos los fierros: en su discurso del 18 de febrero, en Miami, dio una especie de ultimátum al estado mayor del ejército de Maduro. Luego su administración orquestó, con Guaidó, un vistoso operativo de ayuda humanitaria que entraría al país con o sin la voluntad del dictador. Los ojos del mundo se posaron en Cúcuta, la ciudad de donde saldría el convoy en un día histórico, en que algunos, equivocadamente, hasta avizoraban portaaviones gringos acercándose por el Caribe.

No pasó nada. Peor que eso, los rusos comenzaron a jugar con las barbas del tigre cuando, en abierto desafío, comenzaron a descargar un primer contingente militar en lo que consideran el traspatio de Norteamérica. Maduro se envalentonó —y de rebote también el presidente Ortega de Nicaragua— cuando olfatearon que el tigre podía rugir, pero no morder. Habría, es cierto, sanciones económicas muy duras, pero ningunas capaces de tumbar regímenes que, como el cubano, menosprecian el dolor de sus pueblos, pero confían en la eficacia de sus matones bien armados.

Que Estados Unidos, y sus aliados regionales, Brasil y Colombia, no quieran usar la fuerza militar, es más que entendible. Ningún país quiere mandar sus muchachos a morir. Ningún político quiere arriesgar su popularidad en aventuras expuestas a graves imprevistos. Lo que es menos entendible es sacar las garras y rugir fuerte cuando no hay voluntad de clavar los colmillos. Al comienzo funciona. Amedrenta. Pero una vez que sus rivales intuyen o descubren que no es más que show, se vuelve en algo muy contraproducente.

El expresidente Teddy Roosevelt, decía a comienzos del siglo pasado que “hay que hablar suave, pero portando un gran garrote”. Ahora parece que el lema está invertido. Giro riesgoso pues no hay peligro más grande para un político que perder la credibilidad o el respeto de sus rivales. Ni peor peligro, para una potencia, que ser vista como un tigre de papel. Cuando eso ocurre los adversarios se envalentonan. Si país o persona alguna quiere evitar el desprecio debe acatar esta advertencia: no ladres si no vas a morder.


razonvsinstinto

18 April 2019 at 11:12 am

Copio y pego un comentario mío de semanas atrás que hace referencia a este tema:
“Trump dijo “el gordito loco de norcorea va a hacer lo que EEUU quiere, entre lo que el “poderosisimos” EEUU quiere que haga está suspender sus planes atómicos”. Resultado: el gordito loco se pasó por el centro de las bolas las amenazas de los “poderosisimos” EEUU.
Trump dijo “los mexicanos vienen a delinquir a los EEUU y por tanto no entra nadie y a los que están los echaremos a patadas y haremos un muro por el que no pasará ni una hormiga proveniente de México”. Resultado: no hay muro y los mexicanos siguen entrando como quieren y los ilegales andan como si nada pasó por todos los EEUU.
Trump dijo ” Maduro se irá, por las buenas o las malas y que nadie se atreva a ayudar a Venezuela porque pagará las consecuencias y verá todo el poder de los “poderosisimos” EEUU”. Resultado: Maduro sigue exactamente igual que antes y Rusia no para de abastecer de misiles, antimisiles, ejército, armamento de todo tipo y apoyo logístico a Maduro más el financiamiento de todo ese proceso de los chinos.
Trump dijo “China estafa a los EEUU y una potencia “poderosisima” como los EEUU no puede permitirse dejarse estafar por nadie”. Resultado: China sigue con un fenomenal superávit comercial y continua aprovechándose de cuántas maniobras existen de dumping y ventajas proteccionistas mediante subsidios gratis, espionaje y cuántas mañas se imagina el mismo Satanás para destruir la economía de los “poderosisimos” EEUU.
Y la lista sigue para rato.
Hasta ahora y ya le queda poco tiempo para demostrar lo contrario, que Trump parece un fenomenal fiasco.”

Copiado y pegado continuo: Trump parece reunir ya prácticamente todas las características típicas de los populistas.
Un populista se caracteriza por priorizar sus intereses personales por sobre la verdad (intereses electorales por tanto cuando a su ego de aspirar a mantenerse en el poder se trata).
Es aquel dispuesto a cualquier artilugio con tal de satisfacer sus intereses personales políticos. Si debe mentir para ello, no duda en hacerlo. Todo interés que las mayorías ciudadanas buscan satisfacer, el populista busca conformarlos sin importar cómo. Si hay que recurrir a la mentira, al engaño y a las tergiversaciones, pues a ello recurre.
Esto no reviste ninguna gravedad toda vez que nuestra naturaleza humana a los políticos los hace extraordinariamente propensos a recurrir a estas prácticas ya que difícilmente los egos de estos individuos resiste la presión de hacer cualquier cosa con tal de verse destacados como los ¡más poderosos! y de allí la reiterada presencia una y otra y otra y otra vez de gobiernos populistas en Latinoamérica por no nombrar al resto del mundo Subdesarrollado. Reiterada presencia de individuos capaces de recurrir a cuanta barbarie el homo sapiens es capaz con tal de satisfacer sus egos que adoran verse como los “más de todos”. Por tanto, tampoco está exento de sufrir este fenómeno un gobernante de los EEUU ni de ningún otro país por más Desarrollado sea. El homo sapiens seguirá siendo el mismo mientras nuestra fisiología no cambie y dudo eso suceda alguna vez.
El VERDADERO PROBLEMA empieza cuando la ciudadanía es incapaz de advertirlos y por tanto carecer de la capacidad civil y responsabilidad civica y política adecuada para evitarlos.
Los países desarrollados los evitan justamente porque son capaces de advertirlos y evitarlos con sus elecciones.
Los latinoamericanos padecemos de un populista tras otro por nuestra evidente incapacidad cultural para evitarlos (es más, parecemos amantes de estos nefastos personajes)
En el próximo acto electoral, de confirmarse la sospecha de que Trump es un populista, los estadounidenses deberán demostrar si son capaces o no de evitar a los populistas que tanto daño hacen.
Multiplicandose por mil el problema si se trata de los EEUU, país líder de la libertad y la democracia en Occidente y único capaz de evitar que el Subdesarrollo, la coerción y las tiranías venidas de Asia se apoderen de nuestra sufrida región de América latina.
¿Trump es un populista?
Hasta ahora, todo parece demostrar que lo es.


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