Elecciones en EEUU ¿Hacia un nuevo paradigma?
EEUU está en vísperas de unas elecciones que podrían ser decisorias para su futuro toda vez que su resultado conlleva la posibilidad de que las intenciones y propuestas del partido demócrata de los Sander's, Ocasio's o harris's puedan ser llevadas a cabo en caso de salir triunfantes en la contienda electoral de noviembre.
Propuestas que podrían cambiar los paradigmas de ese país.
Los de un país de la libertad política y económica al de un país de la libertad política pero con una economía supeditada al cumplimiento previo de metas sociales establecidas por este nuevo paradigma (educación y salud universal garantizados por el Estado como inicio de este nuevo derrotero).
Permítanme el análisis al que obliga este posible cambio de paradigmas partiendo de conceptos claves que dan forma a este blog.
Veamos.
Siempre insisto en que la primera y fundacional institución es la Institución Ciudadano.
Si ésta funciona como se espera de ella, todas las demás instituciones también lo harán. Y si éstas funcionan como los planes esperan de ellas, el éxito es la regla.
Es la institución Ciudadano la que construye el Capital Social. Mayor Capital Social siempre va acompañado de mayor eficiencia institucional.
Y en cualquier análisis político o económico, si se llega al fondo de la cuestión, siempre y sin margen de dudas, se llega a la dependencia de este Capital en las expectativas de éxito o fracaso de las políticas planeadas.
El Capital Social no solamente hace más o menos eficientes las instituciones (los institucionalistas tienen acertadamente la certeza de que cuando ellas funcionan como se espera, todas las políticas son exitosas) sino que además también hace a la viabilidad de lo que reclama un poder tan decisorio como éste, me refiero al Poder Social.
El Poder Social (el poder oculto pero insistente del "hombre de a pie") es el que finalmente conduce y obliga a los gobiernos a dirigir el destino de los países hacia donde éste poder aspira. Es, por ejemplo, por éste Poder que los países de Medio Oriente no pueden prescindir del Islam a la hora de fijar políticas. Y esta limitación exigida por el Poder Social es lo que los condena a no poder salir del pozo ciego en el que se encuentran desde hace ya siglos.
Si las aspiraciones del Poder Social conducen hacia políticas cuyo Capital Social es incapaz de sostener dada una complejidad que supera sus posibilidades para encontrar un mínimo nivel de eficiencia, el ostracismo es la regla.
Los populismos de izquierda son también justamente el resultado del inevitable destino al que este combo de fuerzas sociales condena a los pueblos. Un Poder Social que reclama socialismo con un Capital Social incapaz de llevar con éxito las metas establecidas difícilmente escape del Populismo.
Cuanto menor es el Capital Social, menores deben ser las aspiraciones políticas. Es decir, la menor intervención posible del Estado, que disminuyan a un mínimo los voluntarismos políticos-económicos-sociales, debe estar entre sus precondiciones a la hora de programar políticas. Menos voluntarismo requiere de menor Capital Social para las metas propuestas. Obviamente, más voluntarismo, más Capital Social requiere para su éxito.
Menos estatismo siempre va acompañado de menor necesidad de un fuerte Capital Social.
En los EEUU de hoy justamente lo que está en juego es hacia donde pretende conducir al país su Poder Social.
Hacia el pais exitoso que conocemos desde hace ya siglos que tiene como meta la libertad sin otras expectativas que ésta y por tanto con un Estado lo más limitada posible su intervención en la vida social y económica de los ciudadanos o hacia un país de las incógnitas que será definido por un Capital Social que desconocemos si será o no capaz de estar a la altura de las circunstancias en esta “nueva ventura” que aparentemente pretende tomar el partido demócrata.
Si se toma este último camino (ésta elección será tal vez determinante para saber si es hacia éste camino al que aspira el PODER SOCIAL estadounidense con su “nuevo ciudadano americano”), el futuro nos dirá si está o no a la altura de las circunstancias que les depara.
Si ésta funciona como se espera de ella, todas las demás instituciones también lo harán. Y si éstas funcionan como los planes esperan de ellas, el éxito es la regla.
Es la institución Ciudadano la que construye el Capital Social. Mayor Capital Social siempre va acompañado de mayor eficiencia institucional.
Y en cualquier análisis político o económico, si se llega al fondo de la cuestión, siempre y sin margen de dudas, se llega a la dependencia de este Capital en las expectativas de éxito o fracaso de las políticas planeadas.
El Capital Social no solamente hace más o menos eficientes las instituciones (los institucionalistas tienen acertadamente la certeza de que cuando ellas funcionan como se espera, todas las políticas son exitosas) sino que además también hace a la viabilidad de lo que reclama un poder tan decisorio como éste, me refiero al Poder Social.
El Poder Social (el poder oculto pero insistente del "hombre de a pie") es el que finalmente conduce y obliga a los gobiernos a dirigir el destino de los países hacia donde éste poder aspira. Es, por ejemplo, por éste Poder que los países de Medio Oriente no pueden prescindir del Islam a la hora de fijar políticas. Y esta limitación exigida por el Poder Social es lo que los condena a no poder salir del pozo ciego en el que se encuentran desde hace ya siglos.
Si las aspiraciones del Poder Social conducen hacia políticas cuyo Capital Social es incapaz de sostener dada una complejidad que supera sus posibilidades para encontrar un mínimo nivel de eficiencia, el ostracismo es la regla.
Los populismos de izquierda son también justamente el resultado del inevitable destino al que este combo de fuerzas sociales condena a los pueblos. Un Poder Social que reclama socialismo con un Capital Social incapaz de llevar con éxito las metas establecidas difícilmente escape del Populismo.
Cuanto menor es el Capital Social, menores deben ser las aspiraciones políticas. Es decir, la menor intervención posible del Estado, que disminuyan a un mínimo los voluntarismos políticos-económicos-sociales, debe estar entre sus precondiciones a la hora de programar políticas. Menos voluntarismo requiere de menor Capital Social para las metas propuestas. Obviamente, más voluntarismo, más Capital Social requiere para su éxito.
Menos estatismo siempre va acompañado de menor necesidad de un fuerte Capital Social.
En los EEUU de hoy justamente lo que está en juego es hacia donde pretende conducir al país su Poder Social.
Hacia el pais exitoso que conocemos desde hace ya siglos que tiene como meta la libertad sin otras expectativas que ésta y por tanto con un Estado lo más limitada posible su intervención en la vida social y económica de los ciudadanos o hacia un país de las incógnitas que será definido por un Capital Social que desconocemos si será o no capaz de estar a la altura de las circunstancias en esta “nueva ventura” que aparentemente pretende tomar el partido demócrata.
Si se toma este último camino (ésta elección será tal vez determinante para saber si es hacia éste camino al que aspira el PODER SOCIAL estadounidense con su “nuevo ciudadano americano”), el futuro nos dirá si está o no a la altura de las circunstancias que les depara.
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