Cultura, corrupción y Zaratustra

Reproduzco unos comentarios en un reconocido blog de un gran intelectual a propósito de un audio publicado por él donde trata la corrupción en Latinoamérica ya que me parece interesante poner a disposición de los que acceden a mi blog.
Veamos.
razonvsinstinto
La pregunta es ¿Por qué en los países desarrollados la corrupción es mínima mientras en Latinoamérica corroe cualquier posibilidad de dar un paso adelante?
La respuesta: la cultura.
No existe otra.
Aún más, si preguntan por ejemplo a un ciudadano mexicano (lo he hecho tanto en México a personas que han vivido en EEUU como en EEUU a mexicanos que viven allí) porqué cree que a unos pocos km de allí, en norteamérica, la corrupción y el desorden no implican un problema mientras en México impide funcionar o controlar desde un simple baño público pasando por el sistema judicial entero hasta el presupuesto completo de obras públicas de la Nación.
La respuesta se repite, “la cultura amigo” “el gringo es ordenado”, allá respetan las leyes”, “ellos son distintos, “hacen las cosas más responsablemente” y cuánta otra respuesta que puede resumirse con una sola palabra: cultura.
Más complicada es la cuestión toda vez que si bien la causa del problema de la corrupción es más o menos conocida por los ciudadanos latinoamericanos, la solución no depende de su conocimiento (algo clave para resolver la enorme mayoría de los problemas que debemos enfrentar) sino que depende de una decisión que debe ser generalizada y al mismo tiempo a la vez.
Y así debe ser porque nadie quiere ser “el primer tonto de la película”.
Nadie quiere ser el que lidera el cambio toda vez que hacerlo implica costos (económicos al pagar impuestos o tax) de tiempo (al estacionar el coche en el lugar que corresponde) más un largo etcétera; mientras los demás no hagan lo mismo. La disyuntiva que siempre se impone antes de tomar una iniciativa de estas es “o cambiamos todos o no cambia nadie”. Finalmente, siempre gana “no cambia nadie”. Y así estamos desde que el primer español puso un pie en esta bendita región del planeta. Nadie quiere cambiar si no sabe si el otro también lo hará.
Es más, si alguna persona encuentra la fórmula para que los ciudadanos cambien sus conductas cívicas que todos saben que favorecen la organización y convivencia en sociedad, sin esperar a que el otro también lo haga, créanme que ese individuo será merecedor de 1.000 premios Nobel.
Habrá descubierto la fórmula que conduce hacia el desarrollo, nada más y nada menos “¿Un escollo invencible?” razonvsinstinto.blogspot

MANUEL 3 January 2018
No olvide q aquí se vaticina q en unos 4 años nuestro latinoamericano Chile habrá llegado: ¿qué hacemos con los mil premios? ¿los repartimos entre pinochet, los chicago’s boys y el resto q consecuentemente han seguido el plan?

razonvsinstinto 3 January 2018
Su pregunta tiene el filo de un puñal estimado Manuel. Definitivamente no sé cómo se dieron los hechos para que el pueblo chileno hoy reúna las características culturales que hacen propicio el desarrollo (aunque aún le falta más de 4 años y está por verse si logran llegar a destino o caen en la misma “bolsa populista” latinoamericana del subdesarrollo crónico).
Ojalá, reitero ojalá, logre ese maravilloso objetivo porque soy un convencido que detrás de ellos, por imitación, seguiremos más tarde o temprano su camino los demás países latinoamericanos.
Desconozco si el gobierno de Pinochet tuvo influencia o no, pero ante la posibilidad de que así haya sido, nos vemos obligados a observar que pasó en los otros países de una lista muy, pero muy corta, que obtuvieron el status de desarrollados en los últimos 100 años y nos encontraremos con Corea del Sur y Singapur. Corea del Sur pasó, después del gobierno de dos dictadores durísimos, Parking Shoong-hee y Chun Doo-hwan, de ser un país totalmente desorganizado, sumido en el desorden, la pobreza extrema, desocupación, pésima educación, más todo lo que caracteriza a las sociedades incapaces de auto organizarse con una mínima eficiencia suficiente para dar al menos unos pocos pasos adelante, a ser hoy una sociedad democrática, próspera (13 PBI per cápita) ordenada, limpia, respetuosa de los derechos de los demás y niveles de corrupción bajo el control de sus instituciones.
En fin, una sociedad con el comportamiento típico de los demás países desarrollados.
Y Singapur, que desde una situación igual o probablemente peor que la de Corea del Sur, pasó a ser hoy un país que reúne todas las características de un pueblo desarrollado (aunque le falta dar un paso que puede resultar gigante si no se dan aún las condiciones culturales para ello, que es el de la instauración de una verdadera democracia) después de décadas de gobierno de otro durísimo dictador, Lee Kan Yew.
A la que tal vez haya que agregar a esta lista, dentro de algunas décadas, a la República Popular China si después de las no menos duras dictaduras de Deng Xiaoping y la actual de Xin Jinping consigue su sociedad una capacidad para hacer llegar los beneficios del crecimiento económico a toda su población y además poder organizarse políticamente con éxito a través de un sistema democrático (meta ésta la más difícil de todas).
¿Deberíamos entonces aceptar a las dictaduras como una opción para lograr el desarrollo de los pueblos?
Valoro demasiado la libertad como para aceptar algo así, pero que queda al menos un lugar para este interrogante no tengo dudas.
Pero veamos un poco más. ¿Para desarrollar un país, cuál es el camino a seguir?
¿A través de dictaduras como los casos de Corea, Singapur y tal vez sumados más tarde Chile y China?
No lo sé y no creo que así sea y sí sé que Irlanda y España lo lograron después de desprenderse de dictaduras que atornillaron a sus pueblos al subdesarrollo por décadas. ¿A través del “economicismo” como pregonan los liberales a ultranza que creen que solamente después de abrir las puertas de la economía al mundo entero y liberar todas las fuerzas del mercado, llegará el progreso económico y con él, el cambió de valores y actitudes más propicias al desarrollo?
No creo, el liberalismo demostró estar presente en el desarrollo de los países que se han desarrollado las últimas décadas, pero también está presente en más o en menos y en más o menos tiempo en casi todos los países del planeta y no parece ser el desencadenante del difícil paso hacia el desarrollo.
El liberalismo económico requiere de dos principios previos para ser lo suficientemente efectivo para conducir al verdadero progreso: instituciones eficientes y adecuadas y aprobación popular. Sin esos requisitos, los períodos liberales solamente logran algún beneficio pero que siempre desembocan en otro periodo populista que hecha a perder los progresos obtenidos si es que deja alguno. Latinoamérica es un vendaval de ejemplos que prueban estas afirmaciones.
Los economistas insisten siempre en que el secreto pasa por mantener el tiempo suficiente y necesario la economía abierta para que llegue el destino buscado, pero no entienden que sin la institucionalidad adecuada y una aprobación ideológica mayoritaria esta meta es prácticamente imposible lograr.
Zaratustra siempre privilegia el distribucionismo, intervencionismo, nacionalismo y como todo instinto, siempre termina imponiéndose, por lo que mantener políticas abiertas y no intervencionistas durante el tiempo necesario para que la economía logre transformar la cultura y la ideología predominante es una tarea prácticamente utópica.
El “institucionalismo” proclaman muchos como el mecanismo infalible para lograr el desarrollo.
Y esto es absolutamente cierto para mí humilde interpretación de los hechos.
Cuando las instituciones funcionan eficientemente, todas las políticas también lo hacen. Conseguir objetivos se vuelve una tarea fácil.
Políticas económicas, educativas, de seguridad, de salud, todas funcionan con éxito si las instituciones encargadas de conducirlas son eficientes.
Pero los institucionalistas olvidan un pequeño detalle, si la cultura cívica del pueblo no acompaña, las instituciones por más esfuerzos se haga, nunca funcionan con la eficiencia necesaria.
Créanme que así es y será siempre por la sencilla razón de que para que todas las instituciones funcionen, primero debe hacerlo la primera, fundamental y fundacional institución de las sociedades, me refiero a la “institución ciudadano”.
Y la institución ciudadano funciona mejor o peor dependiendo de las características culturales del pueblo.
Y por eso, finalmente estamos  los “culturalistas” que creemos que deben darse como primera medida las condiciones culturales para el éxito de las naciones.
Pero padecemos un enorme problema y es que no sabemos cómo o de qué manera lograr que las características culturales de un pueblo cambien hacia otras más propicias para la organización, institucionalidad y crecimiento económico al fin.
Los culturalistas creemos que el que se desarrolla no es la Nación sino el ciudadano.
Es el ciudadano la primera y fundamental institución que debe funcionar con la eficacia necesaria para que las demás instituciones también lo hagan y con ello el progreso llegue al fin.
Corea del Sur y Singapur obtuvieron el desarrollo de la “institución ciudadano” a través de la opresión y obligación forzada dictaduras mediante. España e Irlanda a través del proceso de imitación de pueblos vecinos exitosos (llega un momento en la historia de los pueblos que se ven rodeados de países exitosos en que se ven obligados a imitarlos o condenarse a desaparecer más tarde o temprano)
Pero todos estos procesos de desarrollo se han producido por hechos totalmente azarosos. Corea y Singapur por que les apareció en sus vidas unos “locos” que tomaron un camino correcto, pero así como tomaron el correcto les pudo haber tocado un gordito como el de Corea del Norte. ¿Entonces, como aconsejar una dictadura para encaminarse al desarrollo?
Definitivamente no es una opción válida.
España o Irlanda, por la suerte de estar rodeado de países desarrollados.
No hay voluntad ni guía de acción allí como para tomar de ejemplo a seguir.
A la suerte no hay como atraerla.
¿Chile?
No tengo idea de cómo se produjo el proceso si es que llega.
Lo que sí sé es que si llega al desarrollo el pueblo hermano chileno, nosotros tendremos la posibilidad de hacer lo de Irlanda o España, imitarlos.

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