El pueblo decidirá

La opinión pública, nosotros los ciudadanos argentinos, definiremos si Macri tiene éxito o no en su plan de gobierno ante esta crisis actual. Poco importan las genialidades o deficiencias del plan. Si no acompañamos, el mercado lo percibirá de inmediato y automáticamente se retirará y el fracaso será inevitable. No es cierto que el "malvado" capitalista es el que tiene la última palabra o los medios de comunicación o el "imperialismo" o los partidos políticos o el que sea. Estos son simples actores secundarios en esta "película".
El verdadero protagonista es el pueblo.
Obviamente, si en cambio apoyamos mayoritariamente, los medios lo reflejarán y el mercado seguirá apostando por el país.
Así de simple es los que nos espera.
Vayamos un poquito atrás, no hace falta ir mucho, para que la historia nos ayude a entender lo que está sucediendo y a predecir lo que probablemente sucederá.
El peronismo de Menem dejó una "bomba de tiempo" al radicalismo de De La Rúa.
Éste presidente, reconocido por su integridad moral, intentó desactivarla haciendo lo que se debe hacer siempre en estas circunstancias, ajustar la economía. No hay opción.
Los planes de ajuste dependen su éxito exclusivamente del acompañamiento o rechazo de la opinión pública y su acompañante siempre presente en estos procesos, los medios de comunicación que se realimenta con la opinión pública. Más rechazo de la opinión pública, más "leña hechan al fuego" los medios de comunicación buscando mantener su audiencia. Y al revés, si la opinión pública apoya, los medios también lo hacen y es lo que vienen haciendo con el gobierno de Macri. Hasta ahora.
Por eso, ante cada anuncio se debe seguir de cerca la aprobación o rechazo de la opinión pública respecto, no del plan económico, sino del jefe de gobierno.
Cuanto más cae la opinión pública, la nuestra, más se animan los opositores a manifestarse para hacer la "gran Menem" ante el mismo dilema de Alfonsín que hoy enfrenta Macri o la "gran Duhalde" ante el mismo dilema de siempre que debió enfrentar también De La Rúa en su momento, esto es estimular el caos. Cuanto más caos en la vía pública y mayor la baja de la aceptación del gobierno, más desconfianza de los inversores. Más desconfianza del inversor, más crisis económica vendrá, para finalmente transformarse en un círculo vicioso que potencia la debilidad del gobierno hasta que sucede lo que los oportunistas anti patria que solamente buscan recuperar el gran negocio de la función pública desde el poder, buscan: que el gobierno renuncie por las buenas o  por las malas y vuelva la mafia organizada. Otros 70 años de desgracias nos deparará entonces.
Pero esa será nuestra decisión.
Si la opinión pública se mantiene mayoritariamente apoyando al gobierno, defendiendo las expectativas que implica la imagen de honestidad y cambio de este movimiento político llamado Cambiemos, en vez de la vuelta resignada a la corrupción y el atraso conocido, los inversores lo percibirán y lo que intenta Macri hacer (inevitablemente necesario y que cualquiera sea el gobierno lo hará ordenadamente, plan económico mediante, o desordenadamente, crisis brutal consecuente), tendrá su apoyo y seguramente apostarán por el país. Si la opinión pública acompaña, los medios acompañarán. Son dos fuerzas que se autoapoyan y autoestimulan. El plan funcionará.
Si la opinión pública no acompaña, los medios "oleran la sangre" y potenciarán el proceso para tener audiencia (ya hay encuestas que hablan del 75% de desaprobación del recurso FMI y en estos momentos mientras escribo estas líneas estoy viendo y escuchando al creador mediático del término corralito que definió la caída de de la Rúa desacreditando la política del gobierno de acercarse al FMI, subrepticiamente con críticas encubiertas al plan) y el proceso de caída de otro gobierno no peronista se habrá iniciado.
Como siempre la decisión está en el pueblo.
Lamentablemente, como vengo insistiendo en este blog una y otra vez, el instinto protagonista Zaratustra lleva a la ciudadanía a adoptar mayoritariamente siempre cualquier ideología política que priorice la distribución de la riqueza, el nacionalismo, el dirigismo estatal, la presión sobre los afortunados ricos y poderosos. Y he aquí el problema, el representante emblema del sector rico y poderoso en la opinión pública es el FMI. Justamente el salvavidas de Macri y exactamente el mismo salvavidas de De La Rúa que abandonó "el barco" cuando vió que solamente Cavallo se mantenía en él, mientras todos los demás, incluyendo a los dirigentes del propio partido de gobierno se habían arrojado "por la borda" un largo rato antes.
Veremos que postura tiene ahora la ciudadanía.
Poder predecir que es lo que moviliza a la opinión pública para apoyar u oponerse al plan político  es crucial para predecir que sucederá.
¿Es la condición económica lo que los moviliza?
No creo.
De la Rúa comenzó su decadencia cuando bajó el salario un 13% al trabajador público nacional que afectaba a una mínima proporción de la población. La debacle a partir de ese punto fue brutal. El ajuste primario de De La Rúa fué más o menos el equivalente de las tarifas de Macri por lo que sienta un antecedente poco promisorio.
Lo que generó el rechazo generalizado fué sin dudas recurrir a la ortodoxia económica para conducir la economía y no "el bolsillo" como todos "ventilan a los cuatro vientos". El ajuste de las tarifas actuales afecta a una proporción de la población como antes había afectado el ajuste del 13% de los salarios en el gobierno de De La Rúa, la mayoría no fue afectada y si lo fué, dudo haya sido significativo. La afectación económica es mucho más relativa de lo que se cree.
Es la misma Ortodoxia que fué la que hizo desaparecer del mapa al votante menemista (a Menem no lo rechazaron por su herencia económica, sino por la inclinación ideológica de su gobierno toda vez que la Argentina durante su gestión creció económicamente como no lo hacía desde décadas atrás y dió acceso a la población a adelantos tecnológicos que ni siquiera se soñaba entonces como telefonía, automotriz y medios de comunicación modernos entre otros grandes adelantos sin los cuales cualquier idea de progreso está total y absolutamente vedado).
Mientras, el ajuste de duhalde fue muchísimo más brutal para el bolsillo de toda la ciudadanía y el rechazo fue insignificante (solamente los movimientos de extrema izquierda se manifestaron). De hecho ese suceso fue crucial para el regreso del país al crecimiento económico apoyado por la comunidad económica. Default (signo paradigmático del anti capitalismo) y mensajes nacionalistas y desarrollistas significaron el apoyo que evitó que la devaluación brutal de Remes Lenicov no se tradujeron en una monumental crisis inflacionaria por la persistente huida de los capitales ante el rechazo popular.
Estoy convencido que la ciudadanía no apoya o rechaza por tener "unos pesos más o menos en el bolsillo" como lo que hoy implican los ajustes en las tarifas.
Sí que la cuestión pasa por lo ideológico.
Lamentablemente, entonces el problema es más grave porque el rechazo será brutal.
Cambiaría el asunto si la decisión fuera racional, no instintiva liderada por Zaratustra, ya que si así fuera, probablemente la opinión pública acompañará el proceso aunque signifique una aceptacion de hecho de la ideología de derecha como conductor del proceso y una eventual baja de capacidad adquisitiva (mucho menor baja que ajuste "instintivo" de por medio como en el 2002). Acompañamiento que debería suceder toda vez que no existe ciudadano alguno que no sepa que el Kirchnerismo dejó una "bomba de tiempo". Todos lo saben.
Veremos.
Los medios reflejarán la actitud tomada por la ciudadanía y ésta definirá si tiene o no éxito el gobierno de Macri.
Ojalá prime la racionalidad y no Zaratustra otra y otra y otra vez.

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