Lo que realmente importa del acuerdo Mercosur-UE

Lo verdaderamente importante del tratado está en que deberemos atenernos a las normas, reglas y leyes impuestas por el acuerdo.
Normas reglas y leyes que nosotros, por nuestra ineficiencia cultural, no somos capaces de cumplirlas con la severidad mínima necesaria como para que las instituciones nuestras cumplan el rol crucial que les toca para el éxito de la sociedad.
Lo que al fin y al cabo se logra con el acuerdo es importar institucionalidad. Institucionalidad cuya eficiencia está garantizada, no por nuestra cultura política y cívica, sino por la de los ciudadanos europeos mil veces más eficientes no solo a la hora de cumplir las normativas institucionales, sino también mil veces más capaces de cumplir con sus responsabilidades cívicas para asegurarse de que así sea y así continúe siendo.
Es evidente también que a ésta “pata” importada le falta la otra, la de la institución de la moneda (de la que también somos absolutamente incapaces de conducirla con éxito y las pruebas de ello ya son exageradas) por lo que importar las instituciones de otras sociedades cuyos ciudadanos tienen la capacidad cultural de hacerla funcionar como se espera de ella, es ya una prioridad.
Es hora de importar la institución del euro o del dólar.
No hay otra.
Y con esas dos instituciones custodiadas por una cultura cívica y política mucho más eficiente que la nuestra, al menos habremos sorteado dos obstáculos duros de roer para nosotros.
Quedarán otros, sin dudas, pero tal vez los más importantes ya sean entonces sobrepasados.
Quedará sin dudas el obstáculo ideológico.
Obstáculo que inclina a la sociedad argentina a privilegiar los partidos políticos intervencionistas, dirigistas y estatistas que hacen mucho más difíciles las tareas de las instituciones dadas nuestras características culturales (nuestra cultura política, débil en exceso, necesita la menor intervención posible de todo lo que implica colaboración y responsabilidad civil, es decir el menor colectivismo posible lo que implica que cuanto más liberal el sistema político y económico utilizado, tanto mejor).
Y el hecho de que el partido político encabezado por alguien acusada y procesada de liderar una enorme banda de delincuentes, más las miles de imágenes y noticias que muestran, fuera de toda de duda, las certezas de las acusaciones, muestran con total crudeza la influencia del factor ideológico en los procesos que vivimos los argentinos.
Sino ¿Cómo explicar el 35% de base electoral inamovible para el Kirchnerismo? ¿Por los logros económicos de sus gestiones? Por favor, dejaron el 35% de pobreza estructural más una interminable lista de destrozos.
¿Por los planes sociales?
Tal vez influya en algo, pero dudo que represente más del 5% como causa de la predilección por las propuestas kirchenristas. En La Matanza y demás lugares donde saca el 60% de los votos, los dependientes de planes sociales no creo que superen el 20% de ese grupo electoral.
Más importante aún, no alcanza con que el Kirchnerismo pierda las elecciones para despejar un camino al progreso, es necesario su desaparición. Con el solo hecho de su existencia con posibilidades reales de alguna vez ganar una elección alcanza y sobra para bloquear decisiones de los inversores foráneos (verdaderos protagonistas del crecimiento o decrecimiento económico).
El problema cultural, importando instituciones tal vez podamos superar, pero el ideológico, no será nada fácil porque depende de impulsos primitivos humanos y no de decisiones de la razón o la inteligencia.
La permanencia histórica y destructiva del peronismo o del PRI, por dar dos ejemplos típicos alcanza y sobra para sostener con seguridad que la predilección ideológica no es racional, es impulsiva, instintiva, emocional y contra esa fuerza es dificilísimo luchar.
Las pruebas están a la vista, ya vamos a hablar de siglos de fracasos reiterados y aún se mantienen en pie los responsables principales: el centenario priismo en México y el casi centenario peronismo en Argentina.
Ver -“Instinto y cultura, nuestros verdaderos soberanos”-

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