¿Un nuevo 2002-2007 o una nueva Venezuela?

En diciembre del 2013, ni bien iniciaba este blog, en el post "Inestabilidad social" advertía algo que preveía desde el año 2009: el fin del ciclo de una Argentina regida por variables económicas asociadas a los conceptos que hacen viable la economía de los países. Las tres consignas imperantes en los años 2002 al 2008 sinónimo de éxito se estaban esfumando: superávit fiscal, superávit comercial y moneda competitiva (vale mencionar que en el caso argento, venían infectados de un "virus" pero de "transmisión controlable"). Había llegado la hora de huir hacia el recurso de siempre ante el fracaso esperado con este cambio de paradigmas económicos. Huir al dólar dando comienzo a una nueva era de fuga de capitales y ausencia del combustible que da vida a las economías subdesarrolladas, me refiero a la inversión extranjera directa. 
Lo demás es anecdótico y solo sirve para explayarse innecesariamente en explicaciones sobrantes.
En ese post se evidencia ese cambio de paradigmas y el seguro inicio de un nuevo drama argento mediante la aparición de la variable económica portaestandarte del nuevo camino iniciado: las tasas de interés negativas. Punto de inflexión a partir del cual las variables económicas ya no son decididas por el Mercado, sino por el Estado (por los gobernantes para ser más precisos).
Decisiones que, como no me canso de advertir en este blog, llevan a inevitables fracasos, y más grave aún, a verse obligados a profundizar la intervención del Estado con cada fracaso que se va sumando para dirigirse irremediablemente hacia un nuevo fracaso. Intervenían el INDEC y aumentaba la inflación. Controlaban los precios y además de persistir la inflación, disminuía la oferta. Restringían la compra de dólares y aumentaba la fuga. Etcétera, etcétera, etcétera. Clásico. Hasta que, lo que también advertía en dicho post, una implosión era prácticamente inevitable más tarde o temprano (cuánto más tarde, más grande el "artefacto explosivo").
Recientemente, en el post "Argentina y un destino ya inevitable" retomo esta dinámica con los hechos ya consumados y las consecuencias que advertía en el 2013. Más intervención lleva a otra intervención y el fracaso de esta nueva intervención, los obliga a otra más intrusiva aún.
Pues bien, acá estamos, con un Estado decidiendo hasta el precio de los alquileres y si los dueños de los inmuebles (paradigmas de la propiedad privada) deben o pueden hacer contratos. Agua, gas, centenas de alimentos, combustibles, electricidad, internet, TV cable, industria automotriz más un interminable etcétera, todo controlado por el Estado. Es decir, toda la actividad económica decidida por unos personajes que creen ser dueños de una especie de verdad revelada.
Si se toman los simples y pocos conceptos que este blog trata de difundir, me refiero a Zaratustra (naturaleza humana) y Cultura cívica, es fácil descifrar el destino esperado con estas políticas intrusivas y dirigistas. 
Pues bien, ya está. La implosión ya se produjo. Hoy el salario del trabajador promedio argentino es inferior al de países tan pobres como Paraguay y con expectativas económicas futuras propias de una película de terror.
Así que en este post voy a tratar la post implosión aunque quiero mencionar un punto interesante antes de retomar el análisis de este nuevo escenario. 
Con Zaratustra (naturaleza humana), la cultura cívica, el contexto histórico y algunos conocimientos básicos de economía es posible predecir el escenario futuro más probable, pero no hechos concretos. Era predecible la implosión pero no, por ejemplo, qué partido político sería al que le tocaría enfrentar el drama en su mayor magnitud. Querer definir más precisiones sería, obviamente, entrar en el terreno de las adivinanzas.
Es decir, lo único predecible era un ajuste brutal inevitable, pero jamás a quien le tocaría enfrentar este tétrico escenario. Rogaba, por eso, que no sea al gobierno de Macri al que le tocara lidiar con semejante escenario toda vez que hubiera significado un peronismo-kirchnerismo por décadas y con ello la muy probable destrucción definitiva del país. Por suerte, y por Trump mediante su apoyo a través del FMI, Macri sobrevivió y le tocó en suerte lidiar con el drama explosivo a los verdaderos gestores del mismo, al kirchenrismo y su interminable aliado, el peronismo dando inicio a la esperanza de ver desaparecer del "planeta político" a esta "deidad del ostracismo eterno".
Mencionado el punto, continúo. Hasta acá, previsible, se suma ahora una nueva indefinición desconocida hasta ahora en toda la historia Argentina y motiva que escriba esta entrada.
La indefinición de una Argentina ante dos opciones, no una como parecía esperable conociendo nuestra historia, sino dos y que dependiendo de cuál se elija, esperanza o desaliento absoluto nos espera. 
La primera opción, la esperable y que experimentamos cada vez que el país pasa por sus clásicas crisis, que se retome el rumbo del 2002, es decir, políticas económicas racionales liberando y sincerando la economía aprovechando la devaluación por la implosión que ubica a los salarios e impuestos medidos en dólares muy retrasados que pueden volver competitiva la economía. La dificultad de esta vía está en sostener la inestabilidad social mientras se aplican políticas económicas compatibles con los conceptos de la libertad económica (muy complejo dada la ideología predominante conducida por Zaratustra que predispone enormemente a la población a rechazar toda idea que favorece a las clases emprendedoras, ver "Instinto y Cultura, nuestros verdaderos soberanos"), pero si la crisis social se logra contener y con ello vuelve la confianza de los mercados en una Argentina que inicia un nuevo periodo económico sin intervención estatal y con intenciones claras de reducir de manera efectiva el gasto público en el tiempo, un nuevo período de bonanza y crecimiento es esperable. Probablemente limitado en el tiempo toda vez que es sabido que los reclamos salariales van conduciendo inevitablemente a ceder aumentos de una enorme plantilla de empleados públicos dando lugar al reinicio de un nuevo ciclo destructivo, pero al menos, durante unos años, un clima de esperanza y optimismo es posible disfrutar.
Lamentablemente, ésta opción que se veía como la que se impondría dado lo absolutamente irracional es insistir en más de lo mismo, en más destrucción después de la catástrofe, hoy veo que la actividad de Zaratustra ha sido más importante de lo que confieso hasta yo esperaba. La ideología predominante conducida por Zaratustra a través de su faceta de la envidia retrocedió menos de lo esperado después de los fracasos estrepitosos experimentados por toda la ciudadanía sin excepción alguna con las ideas de la redistribucion de la renta y la necesaria conducción del Estado en un proceso en el que los "poderosos debían recibir su merecido por la explotación del noble pueblo trabajador". Permitió, nada más y nada menos, que vuelva a ganar el kirchenrismo a pesar de la mega corrupción y de la debacle  sufrida por el país todo con ellos (el poder de Zaratustra es extraordinario e ignorarlo es peligrosisimo como se advierte acá y en el post "Venezuela y naturaleza humana" entre otros).
Pues bien, ante este escenario, surgió muy lamentablemente, una segunda opción. Opción que solamente parecía que nunca iría más allá de la retórica reivindicativa de una Cuba maravillosa a la que todos deberíamos aspirar pero que no iba más allá de los deseos toda vez que una revolución era impensada en los tiempos actuales. Escenario que hasta el más incrédulo podría predecir que esta opción solo puede conducir hacia una nueva Venezuela.
Pues bien, esto que parece una locura total y por tanto difícil de imaginar que alguien podría insistir en semejante delirio psiquiátrico, hoy es una posibilidad absolutamente real.
El prácticamente total sometimiento de Alberto Fernández a las directivas de Cristina Kirchner quien hoy es la verdadera presidente de la Nación a lo que si sumamos las iniciativas políticas, institucionales y económicas de estos primeros meses de gobierno, debemos admitir que dejó de ser retórica para convertirse en una posibilidad absolutamente real.
La idea de una Cristina Kirchner limitada a bregar por sus intereses judiciales personales mientras dejaba a un Alberto Fernández gobernar el país alejándose de las locuras camporistas, hoy parece no más que la ilusión de los ilusos.
Como se advierte perfectamente de las palabras de Raimundi, uno de los intelectuales del Instituto Patria cuya presidente de dicha institución es la vicepresidente de la Nación Cristina Kirchner y líder real del gobierno actual de Argentina y que puede conocer en profundidad visitando la entrada "Instituto Patria, un psiquiátrico y sin psiquiatras".
Y dada su definitiva importancia, en lo que seguramente tienen mucho que ver los viajes de Cristina a Cuba, un próximo post le dedico a la profundización del análisis de la injerencia de este "Olimpo de los dioses de la intelectualidad" en la política argenta y que ningún medio o analista, como sucede hasta ahora, debería pasar por alto. Ninguno.
Finalmente, de cuál de estas dos opciones se impone dependerá nuestro futuro.
Para las elecciones del 2020 seguramente nos sacaremos esta duda de encima. 
Si van por el fraude electoral o alguna otra maniobra similar, sabremos que la segunda opción es a la que deberemos atenernos. A la de más Estado, más autoritarismo, más destrucción y más miserias.
Será tal vez entonces el momento para aquellos que aún están a tiempo de huir del país, lo hagan.

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