"Capitalismo de Estado" vs "Capitalismo Libre". La batalla

El apoyo histórico e irrestricto del kirchenrismo al régimen cubano y venezolano no puede dejar de llevarnos a la pregunta ¿esta agrupación política quiere el mismo destino de esos países para la Argentina?
Los 8 años de gobierno de su líder, Cristina Kirchner, no permiten afirmar que tengan como objetivo semejante delirio. Solamente es posible afirmar que el avance del Estado era una directiva estratégica central pero lejos estuvo de llegar a los límites vistos en Venezuela y menos aún en Cuba. 
Podría tratarse de una estrategia que pretende ir hacia una Cuba pero a pasos firmes y lentos, evaluando las circunstancias para avanzar a pasos seguros toda vez que se necesita un poder político muy fuerte para no fracasar y hechar todo a perder.
Si bien no descarto esta hipótesis (digo hipótesis porque nunca descubren sus verdaderas intenciones) hoy y por lo ocurrido durante el año 2020 de un nuevo gobierno de Cristina Kirchner puede considerarse que los hechos estarían indicando que se continúa insistiendo firmemente en la postura decisiva y determinante de tener un Estado como conductor de la actividad económica y social pero parecerían alejarse de objetivos extremos observados en Venezuela.
De manera que surge entonces una nueva pregunta ¿Si no está en sus planes el extremismo cubano o venezolano, cuál es entonces el objetivo que incluye una decisiva presencia del Estado en la planificación económica pero sin llegar a lo que se interpreta como socialismo real o comunismo?
La respuesta es posible encontrarla mirando cuáles son los países que elige de aliados sumado a los mensajes que surgen desde el centro de estrategias y pensamiento de esta agrupación política, me refiero al Instituto Patria.
De los aliados políticos se puede deducir que tienen como variable común a la dictadura como eje central de sus sistemas políticos. Cuba, Venezuela, China, Irán y Rusia son claramente dictaduras, se afianzan en dictaduras, creen en ellas y son evidentemente los  países aliados elegidos.
Y el Instituto Patria le pone la firma a ésta afirmación como el lector puede constatarlo perfectamente visitando el post "Instituto Patria, un psiquiátrico. Y sin psiquiatras" donde se analiza al orador del seminario organizado por dicho instituto, Carlos Raimundi, quien pone, fuera de toda duda, de ejemplo a seguir al sistema político Chino con sus logros económicos y de desarrollo "fantásticos" (debe considerarse que lo que este personaje diga necesariamente lleva la aprobación previa de Cristina Kirchner y de los demás miembros de la organización).
De manera que se podría estar casi seguros que la agrupación kirchnerista adhiere al sistema político y económico chino consistente en un Capitalismo de Estado.
Es decir, una economía capitalista pero bajo el control, tutoría y dependiente de decisiones del Estado y no del libre mercado.
De una manera práctica se podría resumir a este sistema como uno en el que el Estado le garantiza a los inversores privados ganancias e incluso protección pero aceptando condiciones que los deja a merced de directivas acordes a los objetivos centrales del Estado de manera que si éste decide intervenir sobre sus intereses, debe ser aceptado aunque ello signifique pérdidas severas.
Obviamente implica un profundo conocimiento de los inversores de las intenciones reales de los líderes y fundamentalmente de la capacidad política de cumplir con sus promesas ya que con solo recordar el nombre del partido gobernante supone estar obligados a tener esta precaución antes de dar un mínimo movimiento de capitales. Básicamente se trata de un acuerdo tácito en el que el inversor arriesga capital sin la seguridad jurídica que ofrecen los países capitalistas libres, pero con la confianza en que el gobierno autoritario mantendrá las políticas y sus promesas implícitas en el largo plazo al verlos muy afianzados en el poder y con muy pocas posibilidades que cambien de rumbo ante presiones sociales. Presiones sociales que pueden ser inevitables toda vez que una inversión en estas condiciones exige altas ganancias y por tanto bajos salarios comparados con los de los países con capitalismo abierto, libre, democrático y con la seguridad jurídica acompañante como simple consecuencia de ello.
Esto es China y que lleva a una nueva pregunta ¿Pero qué tiene de socialismo un sistema como éste? Desde ya que nada y las políticas sociales y la desigualdad alevosa observada en este país así lo confirman. Pero sin embargo les deja un "diamante de regalo" que aman los autoritarios de izquierda: el poder del Estado en manos de individuos que ocupan los lugares de liderazgos utilizando la excusa de que a través del control del poder del Estado sobre todas las variables económicas, judiciales, militares y mediáticas, la justicia social y todos los versos que habitualmente acompañan a ésta ideología en algún momento serán realidad. 
Se verá después cuál es el momento.
Llegado a este punto, una nueva pregunta surge inevitablemente ¿Cómo es posible que una agrupación política de izquierda adhiera a un sistema que basa su éxito en una dictadura, bajos salarios, ausencia de cuanto derecho humano existe, míseros servicios sociales, altísima desigualdad social apalancada en bajos salarios y altas ganancias como sinequanone del sistema?
Para entender semajante contradicción debo dirigir al lector a la zaga "Míralo, Zaratustra está ahí. Nadie lo ve pero siempre está" donde se puede observar de qué manera nuestros primitivos núcleos cerebrales pueden controlarnos a los homo sapiens por más racionales podamos mostrarnos. Objetivos racionales, muchísimo más a menudo de lo que parece, no son más que simples excusas para satisfacer un impulso instintivo o pasional. Es justamente el recurso que utilizan la mayoría de los dictadores (fundamentalmente los de izquierda) recurriendo a las máximas de la justicia social como el objetivo "racional" que los conduce cuando el verdadero objetivo, real y oculto hasta para ellos mismos, es destacar sus egos ante los demás. Nada libera más endorfinas euforizantes que saberse líder y poderoso y más aún cuando acompaña a esa posición la búsqueda de la felicidad del "amado pueblo". Es tan fuerte el poder de estos núcleos cerebrales que hacen posible hasta genocidios masivos como los observados con Stalin o Mao o Pol Pot o menos monstruosos pero no menos psiquiátricos como los de Maduro o Fidel Castro. Estos individuos tenían, o tienen como hoy Maduro, Ortega o Kim Jong-un, como meta central simplemente mantener en la cúspide sus egos como sus instintos les exigen utilizando objetivos que puede mostrarse como racionales cuando en realidad no son más que excusas que permiten mantenerlos psicológicamente equilibrados y además utilizarlos como recursos para sostenerse en el poder aún después de asesinar a millones de personas (siempre nuestra psiquis encuentra excusas y de hecho hasta los violadores encuentran algunas para sustentar sus aberraciones).
Dicho esto, casi podríamos afirmar que el objetivo del gobierno kirchenrista es afianzar el poder del Estado con ellos de líderes por tiempo indeterminado, "Cristina eterna", en el marco de un capitalismo de Estado al estilo Chino (es muy importante que el lector lea la entrada mencionada sobre el Instituto Patria o ver el vídeo de Carlos Raimundi en el seminario subido en Youtube para entender cabalmente el mensaje que se quiere transmitir acá).
Si confirmamos esta postura como cierta queda entonces por preguntarse ¿Es posible una experiencia China en Argentina?
Definitivamente no.
Para que tenga éxito un sistema como éste se requiere de dos requisitos básicos a saber: salarios e impuestos muy baratos en dólares (son economías básicamente orientadas al estímulo de la producción exportadora) y un poder político fuertemente afianzado y suficiente como para que el inversor no solamente crea en lo que prometen sus líderes (ya que los personalismos son una regla en estos regímenes), sino también que se vean capaces de mantenerse en el tiempo los acuerdos tácitos o jurídicos realizados.
El primer requisito está la Argentina en condiciones de ofrecer (el salario real promedio está en unos míseros 200-250 dólares) pero definitivamente el segundo está lejos de conseguirlo (de allí el esfuerzo del kirchenrismo por controlar el poder judicial, militar y mediático y no por un interés de la líder para evitar la cárcel como todos creen sino para tener legitimidad que afiance el poder buscado toda vez que tiene recursos para evitar la prisión mucho más accesibles).
Como conclusión, se puede afirmar que el fracaso lo tienen asegurado con el agravante enorme de que mientras se busque este objetivo, el único destino posible para Argentina es la decadencia asegurada y acercándonos más y más a Venezuela como claramente lo estamos experimentando. Nadie pondrá un dólar mientras este interrogante, la de una posible China en Argentina, tenga la respuesta expuesta. Si fueran capaces de ofrecer lo que ofrecen los gobiernos de China o los países del Sudeste Asiático podrían al menos tener una chance de obtener dinamismo económico aunque jamás obviando que estaríamos dejando en el olvido a nada más y nada menos que a la Democracia.
La otra opción para el país, la del Capitalismo libre y democrático, que es la única con posibilidades reales de tener éxito, lamentablemente también lo tenemos vedado mientras exista una fuerza política capaz de estar en el poder como ahora. Y tanto o más grave aún, en la oposición con claras posibilidades de acceder al poder frenando todas las iniciativas que puedan provenir del mundo inversor ante semejante riesgo como claramente lo comprobó Macri durante su gobierno (en el post "Cristina, el gran problema argentino" trato de poner en claro este drama argento y sugiero su lectura para profundizar el conocimiento de esta desgracia nacional).
Así que la verdadera batalla argentina está dada entre el Capitalismo de Estado vs el Capitalismo libre.
Con el agravante de que mientras dure esta batalla, la decadencia permanecerá. Se agravará obviamente si se impone finalmente el Capitalismo de Estado o tendremos la chance de salir de este pozo profundo si vence el bando opuesto.
Veremos.....

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