EEUU y Social Democracia

Dada la posibilidad de que el nuevo gobierno de EEUU tenga como objetivo conducir al país a una Social Democracia como las que vemos en el Norte de Europa, me parece adecuado compartir dos comentarios escritos en un blog amigo. El del señor Julián Pérez (autor de uno de los post de este blog con el título "Instinto, capitalismo y socialismo") y una respuesta mía.


Julian Perez19 January 2021 at 11:38 amPERMALINK

Mi punto, Humberto, es que cuando dices que el comunismo no existe, por supuesto que tienes razón, pues lo que es el comunismo según la teoría es un sistema que, en efecto, nunca ha sido alcanzado (ni puede serlo porque es totalmente utópico). Sin embargo, como se trata de la aspiración, la meta, los partidos que dirigen esos países se autoproclaman partidos comunistas, y sus miembros dicen ser comunistas (y hasta a los jóvenes les llaman jóvenes comunistas), puesto que se supone que su misión es construir el utópico comunismo. Ellos no dicen que sus países son comunistas, sino socialistas, pero sus partidos sí lo son. Y es verdad que, en rigor, lo más correcto es llamar a ese sistema socialismo real para distinguirlo de la socialdemocracia o del nacionalsocialismo (aunque, para mí, los tres tienen el mismo virus en diferentes estadías de desarrolo)

Desde el punto de vista matemático, el punto, la recta y el plano son abstracciones, pues en la realidad no existen figuras con cero, una o dos dimensiones. A lo que llamamos ¨punto¨ en la práctica, no lo es en realidad, pues no es adimensional.

De la misma forma, el comunismo existe como abstracción o supuesta meta. Si no existiera, los que se autoproclaman ¨comunistas¨ habría que considerarlos seres imaginarios. No es como el unicornio, figura puramente mitológica que no es un caballo abstracto o proyecto de caballo futuro (a menos que aceptemos que el blue jean que le robaron a Silvio de la tendedera e inspiró la canción tenía cuerno, cuatro patas y galopaba)

En la misma constituyente de 1940, el partido Unión Revolucionaria Comunista era ésa la palabra que ostentaba en su nombre, y si se le preguntaba cómo se autodenominaban a los delegados que lo representaron (Blas Roca, Juan Marinello y los otros, que no recuerdo si eran 3 o 4) estoy seguro que dirían que comunistas.

Humberto, tú que conoces a fondo el tema, ¿cómo se llamaba el delegado que tanto se opuso a Roca en la constituyente y le llamaba Blas Piedra y, cuando éste protestó, empezó a decirle Blas Roca que no es Piedra?


razón vs instinto19 January 2021 at 12:38 pmPERMALINK

“Y es verdad que, en rigor, lo más correcto es llamar a ese sistema socialismo real para distinguirlo de la socialdemocracia o del nacionalsocialismo (aunque, para mí, los tres tienen el mismo virus en diferentes estadías de desarrolo)”
El comunismo, como bien ud lo aclara, inevitablemente fracasó y seguirá fracasando toda vez que se intenta porque definitivamente choca contra un obstáculo infranqueable. Choca de frente contra nuestra naturaleza humana. Contra ella nadie puede y probablemente nunca se podrá. Siempre tendremos que adaptar las políticas a las limitaciones que ella nos impone.
Sin embargo, la social democracia sí es posible y los países nórdicos, entre otros pocos ejemplos pero ejemplos al fin, lo demuestran claramente.
Lamentablemente, los países de Latinoamérica creen que ambas opciones son posibles pero desconocen, como siempre, que el comunismo no tiene posibilidad alguna por lo expuesto y muy lamentablemente también desconocen que la social democracia tampoco es posible porque choca de lleno con un obstáculo también infranqueable aunque solamente limitado a nosotros y ya no universal como en el caso del comunismo. Choca contra nuestra cultura cívica y política.
No hay chances de hacer eficiente una social democracia en latinoamerica porque la cultura cívica de los ciudadanos (sean de la raza que sean dicho sea de paso recordando a don López) llevan inexorablemente todos los intentos de social democracia a los conocidos populismos de izquierda. Corrupción e ineficiencias generalizadas muy similares a las que se ven en los comunismos terminan siendo la regla.
Los populismos de izquierda no son otra cosa que intentos fallidos de instaurar una social democracia en el país en cuestión donde los ciudadanos son incapaces de gestar las instituciones necesarias para hacer posibles esos proyectos. Simple.
De ahí que la pregunta más importante que debe responderse el ciudadano estadounidense es ¿Somos capaces de hacer una Social Democracia al estilo sueco que tanto admira Bernie entre otros líderes del partido electo?
Sinceramente creo que EEUU tiene muchas más chances de terminar en un populismo de izquierda que en una social democracia dada su composición cultural. Pero bueno, eso estará por verse si finalmente son tan extremos, como muchos temen en este blog, los demócratas en el gobierno electo.
Sinceramente creo que la social democracia es una opción, poco mejor o poco peor que el conservadurismo, pero opción viable al fin siempre que se cuente con la cultura cívica y política adecuada y no se acerque demasiado a los postulados comunistas.
Eso sí, bajo el enorme riesgo de que no se trate finalmente de lo que ud afirma amigo Julián, que no sean simples virus en estadíos diferentes de desarrollo.
Parecería que al menos en los países más desarrollados de Europa con políticas claramente social demócratas son sistemas afianzados sin expectativas de ir hacia un “nuevo estadío” pero si se descuidan de lo que puede hacer nuestra naturaleza humana presionando por más y más igualdad, pues entonces vaya uno a saber en qué puede terminar eso que hasta ahora no puede tomarse de ninguna manera como fracasos.
Sin embargo puede que la verdad esté con ud y que finalmente no terminen siendo estadíos previos.
Por las dudas y dado el enorme éxito mostrado por EEUU me parece una estupidez sin límites intentar algo que puede llevar del éxito evidente demostrado claramente por su historia de 250 años a un probable fracaso estrepitoso del que cuesta horrores volver atrás.
Y cuesta horrores volver atrás (de esto también deberían estar claramente ADVERTIDOS) porque ante cada intromisión o intervención del Estado en la economía, si se ven ante el fracaso y no dan marcha atrás a tiempo, se ven obligados a más intromisión o intervención. Y ante un nuevo fracaso esperable al fracasar la primera intromisión, si se vuelve a insistir lleva a otro fracaso que obliga a nuevas intromisiones hasta que, esto es lo más grave de todo, por más que quieran volver atrás ante el evidente fracaso, se encuentran en un laberinto imposible de salir o una madeja de restricciones y obligaciones imposible de desenredar.
Ya será entonces demasiado tarde.

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