Conociendo al enemigo. Capítulo II: sus fundamentos

En el ámbito de la Realpolitik -ver capítulo I- que se impone en la política global hay algo que se debe advertir para comenzar a evaluar al adversario actual del "bando de la Democracia": que se basa en un sistema nunca utilizado antes. No por ser original, sino porque la conjunción de variables que conforman el sistema lo hace nuevo.
La sumatoria de sus soportes estructurales así lo definen y se basa en fundamentos claves para su funcionamiento y que le dan ímpetu como también limitaciones. Y como siempre, dependiendo de la influencia e incidencia en el sistema de Zaratustra y la Cultura política.

Veamos en este capítulo los soportes o fundamentos claves que le dan ímpetu:

Primer fundamento: la ambición

En economía, los países cuyas políticas bregan por la expresión de la ambición, generando el ámbito adecuado para ella, tienen éxito. Mientras que aquellos países cuyos ciudadanos se dejan dominar por la faceta de la envidia poniendo trabas a la expresión de la ambición adoptando o imponiendo cualquier expresión política económica determinada por la envidia, fracasan.
Tan extraordinariamente sencillo como ésto.
Los pueblos Desarrollados pueden distribuir la riqueza gracias a sus culturas colectivistas -ver "Cultura colectivista vs cultura individualista"- pero siempre y cuando dejen un margen mínimo necesario para la expresión de la ambición. Superado ese margen, la parálisis económica es la regla. Sin ambición o codicia no hay vitalidad económica.
¿Qué tiene que ver esta definición con China y sus políticas?
Simple. Los líderes del partido comunista chino, después de ver fracasar un plan quinquenal tras otro y con cada fracaso más pobreza y miseria a pesar de los cálculos extraordinariamente elaborados por los economistas, planificadores y desarrolladores marxistas, advirtieron que no existe una fórmula matemática que reemplace a la variable "ambición humana".
Éste es sin duda alguna el punto de partida de la nueva China. El origen del cambio de la China comunista a la nueva China socialista con "peculiaridades chinas". El nuevo tiempo en el que "no importa el color del gato mientras cace ratones".
No es el liberalismo económico y sus teorías, que ciertamente producen resultados extraordinarios donde se lo utiliza, lo que produjo el cambio a través de un proceso de imitación.
No. Y no por la sencilla razón que de liberal no tiene absolutamente nada el sistema económico chino.
Una economía donde las principales empresas pertenecen al Estado y donde las empresas que le siguen en importancia son privadas pero bajo la absoluta tutela del Estado, dependiendo su supervivencia y crecimiento de las decisiones que éste pueda tomar, más la relevante política monetaria super expansiva que hasta para el keynesiano más audaz le parecería una total desmesura, de liberal tiene muy poco.
¿Capitalismo social demócrata al estilo de los países nórdicos?
Sin duda que tampoco.
En los países nórdicos se respetan las reglas, no es posible la arbitrariedad del gobierno de turno, algo que lejos está de verse en China. En éste país el gobierno puede decidir que empresas ganan y cuáles pierden, no importa si son privadas o estatales.
No hay garantías constitucionales, hay garantías de hecho, cuya confianza se basa exclusivamente en un equilibrio político donde rige hasta dónde puede intervenir el gobierno sin generar desconfianza en la codicia global del mercado mientras ésta confía en el poder absoluto del partido comunista chino que da garantías de que algo que difícilmente funciona en otro lugar del planeta, en China sí funciona por el tiempo suficiente para obtener ganancias que justifiquen el riesgo. Se debe prestar atención a esta última definición: "que justifique el riesgo", porque de ello se desprende la fundamental diferencia respecto al capitalismo democrático, social demócrata o liberal y que definirá, como veremos más adelante, porqué hay enfrentamiento y no colaboración y crecimiento entre y para todos.
Más diferencias existen sin duda alguna con la social democracia noreuropea cuando se evalúa la distribución de la riqueza. En China las desigualdades aumentan a pasos agigantados mientras en los Estados de Bienestar, cada día que pasa hay menos diferencias de ingresos.
Pero ¿Por qué no implementar el capitalismo liberal que tan buenos resultados ha dado en el mundo desarrollado en vez de optar por el "socialismo con peculiaridades chinas"?
Simple, porque si compiten con las mismas reglas de juego no tienen chance alguna de ganar. Ni siquiera de competir. Lo saben.
¿Por? Porque su cultura política y cívica así lo determina.
Cultura política que determina el capital social -ver "China, EEUU, capital social y dólares"-
Capital social chino muy inferior al de las democracias desarrolladas y que por tanto es necesario encontrar la fórmula que contrarreste esa debilidad. Y aparentemente, a juzgar por lo que vemos hoy y se describe en este post en el "cuarto fundamento", la hallaron.

Segundo fundamento: empresa pública competitiva.

El partido comunista chino y sus líderes se percataron de que ya no es imprescindible que las empresas (verdaderas armas de dominación y conquista de la actualidad y desde hace ya 60 años -ver el prólogo del post "La Nueva Guerra Fría. Desarrollo vs Subdesarrollo. Occidente vs Oriente. Posmodernidad vs Medievo"-) sean privadas para generar crecimiento económico y competitividad geopolitica.
¿Pero si las empresas públicas fracasaron siempre cuando se les encomendó esta tarea? ¿Qué cambió? ¿Por qué ahora producen riquezas a granel y antes miseria?
Simple, incorporaron, en su faceta positiva, a Zaratustra evitando la negativa como antaño. Incorporaron en la empresa pública a la ambición en su funcionamiento y evitaron la faceta negativa, la de la envidia. La de "emparejar para abajo".
Al fin y al cabo, las modernas industrias transnacionales dejaron hace largo rato de ser lo que antes eran las empresas más paradigmáticas de los años dorados del capitalismo como las Ford o las Ferraris por dar ejemplos donde el empuje de esas industrias estaba dado por la ambición del dueño que dedicaba su vida a darle crecimiento a sus empresas para, entre otras motivaciones más importantes, aparecer en lo que hoy conocemos como revista Forbes. En esa etapa de la industrialización, comprender porqué crecían las empresas era sencillo, simplemente se trataba del emprendedor ambicioso que encontraba el proyecto justo en el momento y lugar adecuado para desarrollar un negocio y expresar así su ego ante los demás. Y ya todos saben el resto de la fórmula: de la sumatoria de las "egoístas ambiciones que finalmente redundan en beneficios para todos", el crecimiento económico es imparable.
Con la aparición de las grandes corporaciones, esto cambió. Ya no hay un dueño en la mayoría de ellas. Hay directivos con una infinidad de divisiones que prácticamente en nada se diferencian de una institución estatal. Y funcionan muy bien porque Zaratustra sigue actuando tanto en los directivos como en los accionistas como antes influía en el dueño o influye hoy en las medianas y pequeñas empresas.
En los directivos y sus colaboradores de las interminables divisiones existentes actualmente en la enormes corporaciones multinacionales que ya se asemejan a un Estado, porque por su dedicación exaustiva, experimentándose y especializándose hasta el agotamiento para ser los mejores para ese lugar, son redituados con ganancias y poder fabulosos. Mientras, los accionistas les exigen resultados. Ganancias. El circuito virtuoso se cierra.
Este combo donde Zaratustra se expresa de manera óptima, genera el funcionamiento eficiente de las compañías.
Cómo es obvio, las empresas públicas chinas, al carecer de algunas características de las compañías privadas toda vez que los "emprendedores que ocupan cargos directivos" no surgen de la competencia de mercado, sino de una carrera política, difícilmente igualen la capacidad adquirida en el ámbito privado y por eso están en desventaja. Sin embargo, al tener a Zaratustra de su lado, es decir, al poder satisfacer su ambición o codicia destacando su ego ante los demás con ganancias comparables a las de los directivos de las corporaciones tradicionales del capitalismo global, les dedican el tiempo y el esfuerzo que de alguna manera compensa esa debilidad. Además, sí ejercen una función similar al elegir sus directivos, colaboradores y asesores con las capacidades necesarias. Directivos capacitados porque saben que allí se encuentra el lugar a destacar sus egos y por tanto el esfuerzo va dirigido allí, hacia la especialización y la dura tarea necesaria para obtener el premio mayor que Zaratustra les brinda: las endorfinas euforizantes al verse ganadores. Ricos y poderosos desde el lugar que las circunstancias económicas del país espera y exige. Desde la positiva actividad en las empresas, del Estado, o privadas. Hoy ya da igual. No como antaño, en épocas de Mao, donde los ambiciosos sabían que el ámbito ideal para encumbrar el ego era el de la burocracia. Donde estaba el poder y desde donde se repartía el botín, no importa cuan escaso era. Los responsables del funcionamiento de las empresas del Estado sabían que "la torta" se repartía en otro lado. Así que ¿Para qué esforzarse? -ver "El comunismo y su enemigo imbatible"-
Pero ¿Cuál es el punto débil del sistema que hace que nunca funciona en los países subdesarrollados que lo intentaron una y otra vez pero que en China parece funcionar muy bien?
Que al ser público, el directivo está expuesto al ostracismo ante un cambio de gobierno o de discordias con el poder de turno. El riesgo de que un nuevo gobernante traiga sus propios directivos o ejecutivos o que será reemplazado si el humor del líder se le vuelve en contra conduce sin duda alguna a buscar el rédito rápido (enriquecimiento) sin darle importancia ni la dedicación necesaria para el éxito de la empresa. Al contrario, el enriquecimiento rápido antes de que lo saquen o reemplacen, siempre irá en contra de los intereses de la empresa.
Si fuera una Democracia el gobierno chino, sin dudas, dadas sus características culturales, el destino elegido por los directivos sería el enriquecimiento rápido sin interés alguno por la funcionalidad de la empresa esperando irse con el cambio de gobierno. Cómo sucede siempre en cuanto país subdesarrollado se ha intentado, democrático o dictatorial, da igual. No habría así empresas eficientes. Se necesita de una cultura noruega para tener directivos de empresas públicas que aunque sepan que ante un cambio de gobierno se irán, le dediquen la profesionalidad que corresponde. La cultura política y cívica del pueblo chino sin dudas no es ésta.
Pero hay suficientes evidencias de que la dictadura da suficientes garantías a los directivos de las compañías de su permanencia en sus lugares asignados. Aprendieron esta lección clave para el sistema. Los chinos al descubrir a Zaratustra ya lo saben y por tanto respetarán seguramente estas directrices. Directrices determinadas por nuestra naturaleza humana. Por Zaratustra.
Obviamente, falta aclarar la otra pata de este sistema: la competencia en el mercado internacional.
Sin competencia en el mercado global, la utilización de Zaratustra en el sistema nunca dará el resultado esperado. Aprendieron con creces esta lección.
La ambición necesita de la competencia de egos para expresarse en la magnitud necesaria. Hay que ser mejores y no alcanza si el competidor se limita a los que pertenecen al país. Se necesita competir con todos. Fundamentalmente, competir con los "ganadores históricos". Nada estimula más a Zaratustra que ganarle al mejor.
Para ello, la apertura comercial, con limitaciones pero siempre dentro del mercado global, es imprescindible.
Y para competir hay que prepararse. Tener las armas para ello.
¿Cómo tenerlas partiendo de la nada?
Primero atrayéndolas.
¿Cómo? Cómo siempre, utilizando a Zaratustra, estimulando la codicia del emprendedor global invitándolos a venir y a ganar cuanta cantidad de dinero se les ocurra mientras se aprende cómo funcionan y trasladan lo que no se tiene hacia donde uno se encuentra: la tecnología y el conocimiento -ver "El ciervo se comió al león"-.
Para después, compitir con ellas palmo a palmo.

Tercer fundamento: la emisión monetaria no siempre genera inflación

El partido comunista chino y sus líderes entienden que la emisión monetaria, si se traduce en activos productivos, genera crecimiento. Si en cambio, la emisión termina en aumento de precios y/o fuga de capitales, genera estanflacion y atraso económico. Esto último es lo que caracteriza a todas las economías que intentan o intentaron este camino.
Pero como lo destaco al inicio del post, el sistema chino es nuevo. Con variables conocidas pero combinadas y sumadas a variables no vistas antes, hacen surgir algo nuevo. El sistema chino que hoy es el líder económico global. Vale recordar este detalle no menor.
¿Cuáles son estas variables nuevas que se suman a aquellas ya conocidas y que en vez de llevar a los fracasos reiterados una y otra vez a lo largo de la historia en los países que lo han intentado y aún lo intentan, en China genera crecimiento económico?
Básicamente dos. La primera, la enorme población ávida de progreso después de tantos años de sufrimiento y privaciones capaz de absorber enormes flujos de dinero sin que se dirijan a los precios y/o fugas de capitales.
Flujos de dinero que van a los ladrillos, o al cemento o al asfalto o a los pequeños o grandes emprendimientos. Al crecimiento al fin.
Con enormes desequilibrios que son los "pies de barro" del sistema como se describe en la Zaga "la Nueva Guerra Fría. Desarrollo vs Subdesarrollo. Occidente vs Oriente. Posmodernidad vs Medievo", pero que mientras tanto da los frutos que se esperan.
Créditos y más créditos, con tasa altas o negativas, da igual mientras ese dinero termine en un activo productivo. Después se verá que se hace si aparecen los efectos negativos. Mientras tanto, mientras genere crecimiento económico, siguen para adelante.
La segunda variable: la dictadura total.
Para que la emisión no termine en inflación y fuga, el mercado debe creer en el que conduce los hechos. En el gobierno.
Debe creer en su poder y en sus intenciones. Y le creyó.
El partido comunista chino descubrió esta característica de la economía seguramente estudiando la experiencia de las economías de guerra.
Y lo hacen ver. Hacen ver su enorme poder y hacen ver claramente sus intenciones (por eso es clave lo que suceda en Hong Kong donde el partido comunista chino debe demostrar que aún mantienen ese poder total si no quieren comenzar un período de decadencia sin piso).
Y así, hasta ahora al menos, la emisión va directamente al crecimiento económico.

Cuarto fundamento: el enorme excedente de mano de obra a explotar sin limitaciones

En los fundamentos anteriores se advierte el enorme beneficio de poner a participar a la ambición en el esquema económico pero también las limitaciones que implican limitar la libertad económica, mantener el control desde empresas públicas y los riesgos de la política monetaria super expansiva, con el objetivo de mantener la autonomía o capacidad de decisión nacional alejando los riesgos de caer bajo la influencia de los países capitalistas desarrollados.
Saben que esta situación inevitable dada su cultura política y cívica, requiere de fuerzas que contrarresten esas debilidades.
Y la fuerza la tienen en su masa enorme de mano de obra barata dispuesta a trabajar por lo que sea (esta condición es prácticamente exclusiva a China) y que hace posible la explotación en algunas áreas de la economía que no son estratégicas, dirigiendo beneficios excedentes hacia las áreas estratégicas compensando las deficiencias que el sistema lleva consigo.

Estos fundamentos basados en la utilización a favor de nuestra naturaleza humana -Zaratustra-  en el marco donde la cultura política y cívica no generan los efectos nocivos vistos en otros países que intentaron algo similar a la experiencia China, es evidente que tiene debilidades que son necesarias conocerlas para saber a quienes nos enfrentamos en cuanto a sus fortalezas y sus flaquezas.
Flaquezas, tema de algún próximo capítulo.


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