Probable objetivo del Imperio Chino: trasladar el salario esclavo desde sus tierras a las colonias ¿Será Latinoamérica una de sus colonias?



En la entrada "La Nueva Guerra Fría. Desarrollo vs Subdesarrollo. Occidente vs Oriente. Posmodernidad vs Medioevo" busco transmitir la idea de la presencia de una nueva guerra fría y el riesgo que implica el avance del bando del subdesarrollo para nuestras democracias en latinoamérica y en las entradas con el mismo título (2) y (3) muestro las fortalezas y las debilidades del bando del subdesarrollo en la contienda que puede ser muy útil tenerlas presente para interpretar cabalmente lo que busco retratar en esta entrada.

Para introducirnos en el tema me pareció adecuado transcribir antes un fragmento de una nota del diario El País del 04 de marzo de 2018 que dice:

Pero si China hoy genera más simpatías que EE UU en numerosos países —incluidos aliados tradicionales de Washington como México u Holanda, según apuntaba el Pew Research Center en 2017—, su auge también suscita desconfianzas. Eurasia Group ha descrito la influencia de China en medio de un vacío de liderazgo global como el primer riesgo geopolítico para este año. “Está fijando estándares internacionales con la menor resistencia jamás vista”, sostiene la consultora. “El único valor político que China exporta es el principio de no injerencia en los asuntos internos de otros países. Es atractivo para los Gobiernos, acostumbrados a las exigencias occidentales de reformas políticas y económicas a cambio de ayuda financiera” }


En "el principio de no injerencia en los asuntos internos de otros países" está la clave para entender y desarrollar este tema.
Veamos.
Hasta hace pocas décadas atrás, EEUU utilizaba en Latinoamérica una política de intervención muy activa para proteger sus inversiones y asegurar la zona para si mismo en caso de que oportunidades haya para nuevos negocios alejando así a posibles competidores, europeos fundamentalmente. Política representada en la doctrina de Woodrow Wilson: "América para los americanos".
A través de la CIA, hacia el trabajo sucio, sumándose como excusa en su momento la protección de la región ante un probable avance comunista desde la URSS (probablemete real en más de una ocasión por lo que se agradece, desde ya, en estos casos).
Había siempre un manto de disimulo democrático que se mostraba como bandera para después hacer otra cosa, someter para asegurar los intereses económicos de sus corporaciones multinacionales.
Tocar o amenazar los intereses de las corporaciones estadounidenses como la paradigmática United Fruit Company, entre otras, de explotación de recursos naturales era motivo suficiente para intervenir los gobiernos locales con la fuerza necesaria, armada si así las circunstancias obligaban.
Lo extraño es que si bien los EEUU buscaba proteger los intereses corporativos de sus empresas, los países de la región tampoco eran capaces de sobrevivir económicamente sin ellas, tampoco políticamente como consecuencia. Si las compañías no invertían capitales para dar dinamismo a éstas economías, la inestabilidad política era la regla (aún hoy lo es). Extraño pero cierto.
Lo que parecía una intervención sobre la soberanía de pueblos independientes, era al fin y al cabo un salvataje para su supervivencia. Reitero, aún hoy sigue siendo igual.
De hecho es éste el principio desde donde surgen las corporaciones multinacionales, no solamente como excelentes medios de producción y negocios, sino también como nuevas armas de dominación: tienen la capacidad de dominar aprovechando la incapacidad natural de los países pobres para autogobernarse sin sus estructuras e inversiones en el contexto económico local y global creado por ellas mismas.
Sin las inversiones de las multinacionales, la desorganización nativa les impide tener una economía funcional. Todo se desmorona así que finalmente terminaban haciendo, como hoy, los deberes que las compañías exigne para atraer sus inversiones y hacer sustentables las economías.
Y si a pesar de las recurrentes crisis a las que los gobiernos locales sometían a sus pueblos, desistían de cumplir con las "obligaciones" requeridas para el buen funcionamiento de las corporaciones, se intervenía directamente.  Generalmente la excusa para intervenir a través de la CIA, con "socios" locales, era la protección de derechos democráticos y el alejamiento de riesgos comunistas (probablemente reales en muchos casos y en otros solo pretextos para proteger determinadas inversiones).
Desde la explotación de los primeros pozos petroleros en México en los últimos años del siglo XIX o los cañaverales de azúcar en Cuba hasta las industrias de automóviles o corporaciones financieras más adelante en Brasil o Argentina o cualquier otro país, esta fue una regla.
Es decir, hubo desde los inicios de la independencia de los países latinoamericanos, una retroalimentación: las corporaciones multinacionales buscaban extraer recursos haciendo pingues ganancias aprovechando salarios e impuestos baratos (probablemente justificados toda vez que no existían garantías reales de seguridad de la inversión) mientras los países obtenían dinamismo económico a partir del "empujón" que significa el capital invertido y la organización mínima impuesta como requisito para aportarlos.
Cuando alguien se descarrilaba, una crisis económica era la regla toda vez que el capital dejaba de fluir en áreas claves de la economía (fundamentalmente en infraestructura que hacen de cuello de botella infranqueable dada la incapacidad cultural para sortear el problema por sí mismos, como las industrias de generación y distribución de energía o incluso hasta de algo tan básico como la de agua potable) por lo que de una u otra manera, alguien llegaba para encarrilar el sistema macroeconómico. Y si se persistía en destruir todo, llegaba la CIA.
Pero fue así hasta los años 80 aproximadamente cuando se produjo un monumental y extrañamente paradójico cambio en el contexto internacional. Surgió China y el sudeste asiático.
Desde entonces, las inversiones tienen muchísimas más posibilidades de hacer buenos negocios en esta región quedando latinoamérica rezagada en cuanto a oportunidades de negocios hasta ocupar actualmente un lugar intrascendente.
Así que evidentemente la decisión de los inversores de países centrales y por tanto de los gobiernos fue: "déjalos que hagan lo que se les viene en gana. Si se desvían, más tarde o temprano se encarrilarán les guste o no si quieren mantener vivos sus países".
Y es así que desde entonces, dejaron que nuestros "demócratas gobernantes" hagan lo que se les venga en ganas aumentando desproporcionadamente el gasto público, derrochando dinero sistemáticamente sin rumbo alguno, aumentando diametralmente la corrupción, aumentando sin límites a la vista la pobreza estructural, más un largo etcétera de desvaríos.
La consecuencia, una democracia cada vez más destruida por la corrupción generalizada y un Estado cada vez más y más ineficiente con los casos extremos de Venezuela y Nicaragua actuales que jamás hubieran llegado hasta donde llegaron 40 años atrás. Seguramente, la CIA hubiese hecho su "trabajo" largo rato antes.
Pero aparece la paradoja.
Los requisitos para que los gobiernos centrales desarrollados, especialmente EEUU, intervenga para que las empresas inviertan nuevamente y los organismos internacionales como el FMI o Banco Mundial ayuden es mostrar democracia real, o no tanto, pero si racionalidad económica. Racionalidad económica ya practicamente fuera del alcance de casi todos dados los desmanes que nos han permitido hacer después de tantos años de desinterés.
Entonces aparece el nuevo actor. Una nueva potencia con toda la codicia intacta y en crecimiento ansiosa por dominar, controlar, mostrarse como tal ante los suyos y ante el mundo.
Apareció China.
Y China no tiene las limitaciones de los países desarrollados para intervenir en estos países.
La intervención de los EEUU va siempre acompañado, si o sí, de ganancia empresarial y seguridad mínima  de recuperación de la inversión independientemente de que los salarios sean o no baratos.
En cambio, y eh aquí la clave, a China no le interesa si sus compañías ganan o pierden dinero.
Lo único que le interesa es posicionarse políticamente.
Por eso no piden nada a cambio toda vez que los países estén dispuesto a someterse a sus intereses a través de préstamos e inversiones que pueden o no ser lucrativas para los chinos.
Y China señores, no es democrática, es dictatorial.
Y peor aún, odia la democracia.
De hecho, la democracia representa el riesgo más letal para su régimen (para el partido comunista chino vale aclarar).
Ello implica necesariamente que cada país que reemplaza a EEUU  por China para que aporte los medios económicos y organizativos mínimos para sobrevivir, deberá ir pensando en despedirse de la democracia, quieran o no.
Pero ¿De dónde saca China el dinero para avanzar si EEUU o Europa no es capaz o no se anima poner dados los riesgos existentes en nuestra región?
De la misma manera en que lo hace en su país, distribuyendo el dinero de acuerdo a necesidades políticas o a la ocurrencia de algún dirigente como tantas obras faraónicas sin utilidad alguna, o incluso hasta ciudades enteras que nadie habita.
No existe manera de obtener tantos recursos si no es mediante la explotación del trabajador que permita distribuir gigantescas sumas de dinero a discreción. Pero esto implica dos cosas: ineficiencia estructural atroz y la necesidad inevitable de una feroz dictadura que permita la continuidad en el tiempo de la explotación del trabajador que compense la ineficiencia estructural mientras provee una economía competitiva y enormes ganancias a las corporaciones empresariales locales y foráneas (única manera de lograr que los capitales se animen a invertir en semejante ámbito político, social y económico).
No existe otra manera.
Mientras tanto, los países desarrollados no pueden competir invirtiendo a pérdida ya que sus compañías multinacionales dependen del buen y eficaz funcionamiento sin tener capacidad de regalar recursos ya que deben mantener altos salarios y derechos sociales para su país de origen, responder ante los accionistas y cuidarse de los alcances de la ley.
Pero eh aquí el verdadero problema en cuestión motivo de esta entrada.
El objetivo chino seguramente es trasladar la explotación laboral a partir del cual obtiene los recursos para avanzar en su imperialismo encubierto (si aún no lo es, pronto lo será) desde sus tierras a otras lo más lejanas posible, a las colonias.
Cómo el sistema económico chino no puede basarse en la eficiencia y explotación óptima de los recursos sino de la alta ganancia empresarial para mantener activo al inversor mientras utiliza recursos de la explotación de los trabajadores con bajos salarios y sin servicios sociales utilizando el dinero excedente exclusivamente para hacer política, lo ideal para la supervivencia del régimen del partido comunista chino, y tarde o temprano se verán obligados a ello por las inevitables presiones que irán surgiendo desde sus ciudadanos, será trasladar ese sistema hacia afuera y ofrecer en su país salarios dignos lo que no podría si no logra externacionalizar su debilidad innata: incapacidad autóctona para organizar con eficiencia su sistema económico y político similar al de los países desarrollados a quienes necesariamente debe enfrentar.
Seguramente, la idea es, después de perder dinero que no "les va ni les viene", tener "agarrados" a los países subdesarrollados y hacerlos dependientes de sus decisiones mediante títeres locales que abundan esperando satisfacer a sus Zaratustras.
Recordar que estos países pobres como los nuestros se hacen dependientes por su condición cultural que los hace incapaces de proveerse hasta de agua potable si no interviene en el proceso un poder central a través de sus corporaciones con su enorme capacidad de gestión y tecnología disponible, por no mencionar todo el sistema energético.
Toda vez que intentaron hacerlo por sus medios terminaron en el caos con fuga de recursos por los políticos corruptos llenando las arcas de los bancos en paraísos fiscales.
Es decir, es relativamente fácil lograr lo que cualquier país con fines imperialistas se proponga en la mayoría de los países de Latinoamérica. Algunos probablemente contarán con una ciudadanía con una cultura política capaz de oponer resistencia al eventual avance chino (si es que se produce finalmente) pero probablemente la mayoría caerá en sus "garras".
Por suerte, hay que recordar y mencionar que China es un gigante, pero con pies de barro.
De hecho, muchos analistas consideran que su sistema tan aparentemente eficiente hasta ahora tiene los días contados.
Es muy probable que el despilfarro de recursos que usan a discreción, entre ellos los utilizados para ir a la "conquista", no provenga todo de la explotación de los trabajadores, sino que gran parte aparentemente proviene de un endeudamiento interno (a través de créditos a mansalva desde sus bancos estatales) y externo insostenible en el mediano plazo.
Igualmente, mientras tanto, mejor estar alertas.
Esa es la idea de esta entrada más allá que se base en parte en una intuición. Intuición pero basada en un profundo conocimiento del protagonista principal, del homo sapiens con sus pulsiones y pasiones incluídas capaces de llevarlo a los lugares más oscuros imaginables (recordar que en tiempos históricos, ayer fué el genocidio nazi).

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