Tendencias

Navegando por las interminables aguas de la historia que corren desviándose por infinitos caudales uno percibe que es muy difícil saber cuál es el cauce que tomarán los pueblos o dónde desembocarán. Y más difícil aún, saber cómo será el mar que los recibirá.
Pero sí es posible percibir tendencias.
Tendencias de hacia donde se dirigen las sociedades en las distintas regiones y también globalmente.
Tendencias conducidas por el hombre común, por el ciudadano de a pie. En contraposición a lo que la mayoría supone, que los hechos lo fueron conduciendo los poderes y aquellos que los ostentaban.
Siempre la última palabra de hacia donde fuimos, vamos e iremos la tendrá el ciudadano, no importa cuán poderosos hayan sido los antiguos líderes o puedan verse los que hoy toman las decisiones que parecen definitivas y decisorias para nuestro presente y futuro.
No es así.
Nosotros, cada uno de nosotros sumados a millones de otros nosotros decidimos qué sucedió y que sucederá mañana.
Si bien es cierto que los actos de gobierno, en la enorme mayoría de los casos, responde a un interés individual dirigido a sostener su posición de poder, también es cierto que para ello, sea el régimen que sea, las decisiones más importantes generalmente son, más tarde o temprano, respuestas surgidas de las presiones o exigencias populares.
Repito, los actos de gobierno más importantes, por más tiranos puedan ser o verse, están siempre dirigidos a sustentar su poder cediendo, cuando les es posible sin poner en riesgo su poder, las exigencias ciudadanas. Porque perciben que de no hacerlo, por más fuertes puedan verse, la debilidad les llegará más tarde o temprano.
Cuando recién se está gestando el reclamo, la norma en la respuesta siempre fué, aún es, la negación primero, la subestimación del reclamo después y finalmente la acción para satisfacer las demandas con la menor pérdida de poder posible.
Es por ello que si medimos los tiempos políticos en años, incluso décadas, pareciera que el ciudadano de a pie va siempre detrás de los hechos, sin embargo, si se observa el cuadro completo medido en siglos, se verá claramente que los hechos los van conduciendo los hombres comunes.
Cuando fuí descubriendo la historia fue evidente este hecho fundamental, pero más importante es descubrir cuáles son las tendencias actuales.
Quisiera hacer una descripción detallada de algunos ejemplos típicos de tendencias que fueron luego consolidadas en los hechos, pero para ello debería releer toda la historia y mi voluntad no alcanza para tanto, sin embargo, créanme que es fácil percatarse de este trascendental fenómeno.
Lo racional, lo justo, el sentido común, está permanentemente buscando ocupar su lugar. Los poderes camuflados mediante la actividad de la razón instrumental al servicio de los instintos se  resisten, pero finalmente ceden -ver la Zaga "Míralo, Zaratustra está ahí. Nadie lo ve pero siempre está"-.
Las falsas excusas aportadas por esa razón traidora al servicio de nuestra animalidad, tarde o temprano se muestran como lo que realmente son, excusas.
Los avances son lentos pero se avanza. En algunos rincones a buen paso y en otros como si tortugas fueran, lento, muy lento, pero avanzan.
Progresamos al fin.
La Democracia por ejemplo ¿No es acaso el resultado de que si la razón es la que debe conducirnos toda vez que nos identificamos como humanos y por tanto concientes y pensantes, lo obvio es que seamos capaces de dejar atrás el instinto que conduce a las manadas como nuestro rector social y darle a lo que nos hace humanos la responsabilidad de dirigir nuestro destino en comunidad?

La razón está del lado de la Democracia ¿Qué duda cabe?
El instinto, en cambio, a través del deseo de exponer poder, riquezas y superioridad egoísta, del lado de su opuesto, de la dictadura y la tiranía.
Allí donde aún impera el primitivismo, mil "primaveras árabes" más surgirán y finalmente se afianzará la Democracia cuando el ciudadano común considere que el momento ha llegado. Si percibe que aún no es el momento por incapacidad cultural o el motivo que fuere, dará un paso atrás para retomar la iniciativa cuando se considere que el momento de la razón ha llegado. Y el poder coercitivo resistirá hasta que otro poder se afiance representando el deseo popular, a la razón (hasta que tal vez ya no sea necesario poder alguno como pregonan los libertarios). La Democracia llegará.
Si el deseo popular, el reclamo o exigencia está apoyado en el sentido común, en la racionalidad, se afianza y avanza. Caso opuesto, finalmente queda en el olvido como si un lapsus de locura hubiera sido el responsable de una exigencia fallida. Y sobran ejemplos de estos lapsus.
Lapsus conducidos por presiones instintivas a través de la codicia. O la envidia.
Como la envidia traducida en resentimiento y odio musulmán al rico y poderoso judío y sus también ricos y poderosos aliados yanquis que finalmente degenera en el terrorismo totalmente cooptado por pasiones y pulsiones fuera de toda posible racionalidad.
Esto desaparecerá. No hay razón allí y por tanto tampoco habrá tendencia a consolidarse.
Los gobiernos y sus gobernantes, con tal de sostenerse en el poder, como siempre hacen, aún avalan ese sentimiento anti judío y anti norteamericano pero tarde o temprano, la razón irá encontrando su sendero hasta imponerse. Somos humanos y nada hay que lo evite y por tanto así será.
Probablemente el paso del politeismo al monoteísmo sea resultado de un proceso similar. La tendencia a simplificar algo que evidentemente requiere exponer la mayor "sensatez" posible. Las dudas respecto a la existencia de los dioses serán mayores si son muchos a que si son pocos. O uno solo.
El fin del esclavismo es otra muestra evidente de la tendencia inacabable, aunque muy lenta, de la imposición final de la razón sobre el primitivismo (absoluto en este caso).
La justicia social es seguramente una exigencia avalada por la razón o sentido común y por tanto difícilmente exista posibilidad alguna que la tendencia definitiva sea hacia el liberalismo económico sin trabas. No hay manera de imponerse una ideología que conlleva la existencia de unos pocos individuos que suman más riquezas que miles de millones de otros tan humanos como aquellos nadando en la pobreza.
Por más evidencias existan que es éste sistema el que a más individuos ha sacado de la pobreza y aún siga siendo el más eficiente para ello.
Es cierto, pero el progreso, el avance de la razón sobre nuestra animalidad a través de la cultura y la educación fundamentalmente, harán más tarde o temprano que ésta realidad sea otra. Que sea posible algo más justo y racional. Más humano.
Lamentablemente, aún debemos sufrir la incapacidad de llevar a cabo estos proyectos que degeneran todos en nuestros conocidos y corruptos populismos. Pero la tendencia difícilmente ceda y algún día otra Cultura Política hará posible que el Estado de Bienestar a cambio del populismo sea una realidad en el Mundo Subdesarrollado.
Más tarde o temprano, todo el planeta se verá gobernado por éste sistema que evita la desigualdad alevosa e intenta ayudar al que nació en inferioridad de condiciones. Europa es la punta de lanza de esto sin dudas.
Hasta el ahora impensado por su inevitable ineficiencia y fracaso -ver "el comunismo y su enemigo imbatible"- como el comunismo, éste o alguna variante de él, seguramente estará dentro de las futuras opciones, ya que alguna vez, todo lo que conocemos del trabajo actualmente habrá desaparecido. El trabajo ya no será tal.
El trabajo, como la hormiga busca su alimento, no será una opción "humana". Seguirá siendo "hormigoniana" pero no "humana".
Los robots harán las tareas y entonces ¿Qué sentido tendría tener un patrón?
La tendencia siempre será, conducida por la razón y la actividad positiva de Zaratustra, hacia la planificación y el control de los hechos por los ciudadanos democráticamente organizados.
Zaratustra, tarde o temprano, perderá el poder de tomar por él sólo todas las decisiones económicas como hasta ahora.
Sí, como lo lee, un sistema muy similar a lo que conocemos como comunismo es muy probable sea el que le espera a la humanidad.
¿Acaso no es evidente que alguna vez deberíamos dejar de depender de la egoísta ambición/codicia del emprendedor que finalmente redunda en beneficio para todos en la provisión de nuestros medios de subsistencia? ¿No es absolutamente lógico esperar a que tarde o temprano sea la razón la que decida nuestro destino económico y deje a nuestros primitivos instintos reservados a la función que les cabe sin que tengan influencia alguna en nuestra organización social, económica y política como hasta ahora la tienen?
Lo racional o lógico o lo del sentido común siempre será tendencia y más tarde o temprano se impondrá.
Como se impuso el abolicionismo, la democracia y el monoteísmo entre otros interminables logros, se impondrán más tarde o temprano el fin de la explotación laboral, el analfabetismo, la miseria e indigencia, las guerras y con ellos se terminará algún día el gran enemigo de la humanidad toda: se extinguirá el Realismo.
Finalmente, la tendencia global está dirigida hacia el fin del Realismo.
Hacia la imposición de las exigencias de la razón más elemental sobre los caprichos de nuestros instintos.
Solamente tiene que distinguir sr lector cuáles son los caminos a los que intentan conducirnos nuestros primitivos impulsos y cuáles los que el más simple sentido común aconsejaría para predecir hacia donde no nos dirigiremos y hacia donde sí lo haremos.
Lentamente, muy lentamente, pero hacia allí vamos.



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