Cuando una misma decisión puede ser muy buena o la peor de tu vida


Reproduzco un comentario mío en un blog a propósito de una discusión sobre las bondades o perjuicios que implicaría acceder a la solicitud de algunos multimillonarios estadounidenses para que se les aplique más impuestos a las ganancias "ya que son demasiado ricos".
Y lo reproduzco porque creo se describe con claridad cómo una decisión política puede ser muy buena o la peor de tu vida dependiendo de las condiciones culturales de la sociedad comprometida.
Veamos mi respuesta y saque usted sus conclusiones.

"A ver si nos entendemos don Torres.
Para las políticas asociadas a lo que conocemos como Estados de Bienestar es necesario una sociedad capacitada para llevarlas a cabo.
Si la sociedad es capaz de conducir con éxito esas políticas controlando a sus dirigentes para que los recursos sean utilizados como corresponde y eligiendo con responsabilidad a sus políticos y funcionarios, el Estado de Bienestar es posible. Y bienvenido sea.
Pero, si la sociedad no está capacitada para conducir un proceso como éste, el resultado inevitable es el Populismo de izquierda tan archi conocido en toda Latinoamérica.
Es simple don Torres, para un Estado de Bienestar es necesario aplicar altas tasas impositivas y además, lo más progresivas posibles (es decir, a mayor poder adquisitivo, más impuestos) y esas altas tasas impositivas sobre el que genera riquezas, es decir sobre los productores y empresarios en general, implica también un menor incentivo a la inversión y al riesgo que toda inversión lleva consigo. Se entiende perfectamente que sin inversiones no hay crecimiento económico, desde ya. Y de lo que hay que estar perfectamente advertidos en caso de que los planes no resulten lo que se tenía previsto.
Ahora bien, veamos que pasa cuando se utilizan estas políticas que usted tanto alaba en países no preparados para ello como el mío.
La presión impositiva en mi país supera el 50% e incluso en los sectores más dinámicos como, por ejemplo, el de los productores agropecuarios exportadores de soja, entre retenciones, impuesto a las ganancias más los otros 150 impuestos que deben pagar (leyó bien, 150 impuestos más) deja en el fisco, es decir en el Estado, el 70-75% de sus ingresos.
Con esa enorme e impresionante recaudación impositiva, mi país debería estar entre los que tienen los mejores indicadores sociales del Mundo.
Sin embargo, un maestro gana 400-500 dólares mensuales y el 80% de los jubilados recibe 250 dólares cada mes. La seguridad pública es un desastre total, a menudo se debe gastar en educación privada porque la pública es muy deficiente, la infraestructura es calamitosa con rutas destruidas y cortes de energía eléctrica recurrentes, etc, etc. Es decir, es un desastre total lo que se hace con los recursos.
La única conclusión posible, de la que tengo conocimiento concreto, es que fácilmente el 40% de los recursos recaudados por los impuestos queda “en el camino”. Camino llámese a los dirigentes, funcionarios y políticos que se quedan con ese 40%.
Todos multimillonarios que ni siquiera saben cuánto dinero tienen y robaron ya que lo distribuyen entre testaferros que llega un momento que son tantos que ni siquiera saben que tiene cada uno de esos “prestanombres”. Y detrás de cada uno de estos, otras tantas bandas buscando su lugarcito para ver si también pueden sacar “una tajada de la torta”.
Finalmente, a la sociedad le llegan beneficios sociales que serían exactamente los mismos que si se hubiera aplicado un 20% de presión fiscal al sector productivo en una sociedad ordenada (a lo que hay que sumar que en una sociedad con presión impositiva del 20% seguramente abundará de inversiones y capitales que solamente puede ser sinónimo de crecimiento económico sostenido). Es decir, las políticas del bienestar en Latinoamérica solamente sirven para enriquecer a la clase política y sus asociados (entre ellos a las bandas empresariales corporativas que ofrecen proveeduría al Estado o contrataciones de obras públicas) y abolir las pocas posibilidades tienen, dada su condición cultural, de crecimiento económico genuino.
La sociedad latinoamericana don Torres no es la Noruega.
La sociedad latinoamericana no sabe elegir con la eficiencia necesaria a sus autoridades como para darles el 50% de todos los recursos producidos por el país entero.
Menos aún, mucho menos aún, sabe controlar lo que deben hacer los dirigentes, políticos y funcionarios con esa impresionante cantidad de dinero.
Si la sociedad estadounidense está en condiciones de elegir a sus autoridades con la eficiencia necesaria y después controlarlos como se debe que hacen con esos recursos, pues bienvenido sea. Podrán ir hacia un Estado de Bienestar similar a la de los alemanes que aún con semejante gasto público son los mayores exportadores del mundo de bienes y servicios de alta tecnología y calidad. Pero eso sí, "tenés que ser alemán" para hacer funcionar esa tremenda maquinaria social con esa extraordinaria eficiencia. Porque si no lo eres te espera una Argentina o peor, una Venezuela.
¿Va entendiendo don Torres porqué a veces es bueno tener políticas sociales progresistas y otras veces pueden ser las peores decisiones de tu vida?"

-ver "Cultura colectivista vs cultura individualista" "Borges, la crisis Argentina y lo que nadie dice" "Porqué insistimos en fracasar" "Instinto y cultura, nuestros verdaderos soberanos"-

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