China, EEUU, Capital Social y dólares.

Antes de introducirnos en el post me pareció adecuado definir y conocer qué implica o significa Capital Social dada su decisiva importancia en la capacidad o no de vivir en Democracia y de progresar o no tienen los pueblos según cuanta riqueza poseen de este capital.
El Capital Social se asume como la variable que mide la colaboración social entre diferentes grupos de un colectivo humano. Mide la sociabilidad de un conjunto humano y aquellos aspectos que permiten que prospere la colaboración y el uso, por parte de los actores individuales, de las oportunidades que surgen de estas relaciones sociales. Una sociabilidad entendida como la capacidad para realizar trabajo conjunto, la de colaborar y llevar a cabo la acción colectiva.
Se entiende que cuanto más sociabilidad y colaboración, mayor el Capital Social y por tanto más fácil resulta organizarse a una sociedad. También se deriva de este concepto la capacidad o no de vivir en Democracia según su Capital Social (o también denominado capital cívico).
Capital que en este sitio se recuerda a menudo su dependencia de la Cultura política y cívica de la sociedad. Cuanto más predispone la cultura a respetar las normas y reglas además de inclinar a la sociedad hacia el respeto de los derechos de los demás y hacerlos responsables ante sus obligaciones civiles para con sus conciudadanos y para con el Estado, sin duda alguna mayor será la colaboración entre grupos del colectivo social. Mayor colaboración, más fácil la organización y con ello, mucho más posibilidades de que las instituciones cumplan con eficiencia sus objetivos. Y ya todos saben, si las instituciones funcionan como se espera de ellas, todas las políticas son exitosas (económicas, sanitarias, educativas, etc).

Dicho esto voy al tema que ocupa este post: la escalada en la guerra comercial entre  China y los EEUU.
Mi opinión es que este conflicto ya no es económico toda vez que, al menos hasta ahora, los estadounidenses disfrutan de productos baratos comprados con dólares que los mismos chinos se encargan de financiar a esos consumidores comprando bonos del tesoro de los EEUU (es decir, el costo es básicamente nulo) mientras los chinos obtienen crecimiento económico a través del impulso generado por el estímulo exportador y con ello creación de mano de obra. Todos ganan y así al menos se descubre de los postulados económicos clásicos. Y si hay un perdedor en este juego, no puede ser otro que China trabajando a destajo mientras los "Yankees" aprovechan esa "generosidad" ¿O no es así?
En realidad este conflicto seguramente tiene como verdadero motivador el saber quién es el que hoy manda. Quién el que mantiene poder de decisión independientemente de las decisiones pueda tomar el otro. Y con ello, quién es finalmente líder.
Desde esta perspectiva, se interpreta que EEUU considera que no puede continuar siendo bapuleado por China absorbiendo cuanta cantidad de productos quiere el país asiático introducir dentro de sus fronteras con precios subsidiados mediante dumping,  subvaluación artificial de la moneda, subsidios espurios a las empresas exportadoras más cuanta otra maniobra el hombre conoce para sacar ventajas competitivas desleales.
Sí bien el consumidor estadounidense disfruta la "generosidad" china adquiriendo productos baratísimos a costa del sacrificio del trabajador chino, también es cierto que detrás de este mecanismo no solamente hay intenciones comerciales, también vienen muy probablemente detrás, intereses políticos. Básicamente, el de poder controlar la política estadounidense a través de  la dependencia del consumidor estadounidense de los productos baratos chinos. Y con esa dependencia, la obligada aceptación de los políticos norteamericanos de la incursión China en su economía y con ello, su intromisión en la política interna estadounidense toda vez que la corporación política se pueda ver inhibida de tomar decisiones en contra del consumo de productos chinos por el riesgo de pérdidas determinantes de apoyo electoral. Sí el desequilibrio de la balanza comercial sigue aumentando y con él el endeudamiento con los mismos que inundan su mercado de productos a precios desleales, se entiende el riesgo.
Sino ¿Por qué China no cede en busca de un equilibrio de la balanza comercial? ¿Tanto costo político les significa buscar equilibrar los números?
No me parece que el costo sea significativo.
Es muy probable que los EEUU considere que ya es hora, antes que sea demasiado tarde, de poner las cosas en su lugar y de ver quién realmente tiene el control de los hechos.
Es decir, es tiempo de definir si el poder político estadounidense es capaz de asumir costos políticos por el esperable aumento de precios internos sin perder capacidad de decisión (se interpreta que si esa merma en la capacidad de consumo influye decisivamente en el acto electoral, entonces se verán obligados a mantener el sistema actual y quedar por tanto a merced de la voluntad extranjera).
Hay casi 500.000 millones de dólares, y en aumento, de consumo en juego que definirá si ya cayeron en manos de la política China o aún son capaces de mantener su independencia política.
La democracia tiene la labilidad que el que decide en gran parte las políticas es el pueblo, que tiene limitaciones obvias pero también fortalezas enormes cuando su Capital Social lo permite. Fortalezas como la de aceptar sacrificios en pos del bienestar común. O la debilidad de privilegiar el interés individual (consumo sin respaldo real) en perjuicio de objetivos colectivos -ver "Cultura colectivista vs cultura individualista"-.
En definitiva, EEUU quiere y necesita mantenerse bajo control y evitar que el nivel de vida de sus ciudadanos corra riesgos de estar determinada por la importación de productos chinos de baja y alta tecnología. Tanto como la dependencia de su estabilidad monetaria con una "artillería" de bonos en manos de los chinos. Bonos adquiridos con los mismos dólares que los EEUU les compra sus productos.
El riesgo que deje de ser un problema económico para convertirse en político es demasiado elevado.
Y para controlar la situación, es fundamental el Capital Social con que cuenta. Es decir la capacidad de sus ciudadanos de no dejarse tentar por el "canto de sirena" del consumo y apoyar con racionalidad las políticas que se deciden aunque implique sacrificios. Si no son capaces de ello y la corporación política cede a sus ambiciones personales electorales detrás de un falso paraíso consumista sumado a una eventual incapacidad cívica de la ciudadanía para asumir sus responsabilidades colectivas, entonces, el riesgo de caer en manos del poder chino aumenta sustancialmente y correlativamente cuanto menos Capital Social se tenga.

Veamos ahora que sucede en el otro bando. Su fortaleza está en su capacidad de generar exportaciones dada la posibilidad política de mantener salarios mínimos al tener bajo control las presiones salariales (en China no hay gremios ni negociaciones salariales ni elecciones con las que los trabajadores puedan presionar políticamente).
Altas ganancias y bajos salarios es un buen combo para incentivar las inversiones, sobre todo aquellas destinadas a la exportación.
Pero tienen una debilidad: al carecer de Capital Social capaz de mantener una demanda interna suficiente para evitar la dependiencia de las políticas exportadoras, las posibilidades de quedar muy expuestos a las decisiones del comprador extranjero es muy elevada.
Capital Social insuficiente hace difícil mantener inversiones sin ofrecer a cambio elevadas ganancias lo que implica siempre bajos salarios y bajos impuestos, inadecuados para alentar la demanda interna mediante redistribución de las ganancias.
Como así también, el capital social insuficiente impide la Democracia. Sin Democracia (que es sinónimo de incapacidad civil de decidir los propios ciudadanos con racionalidad el destino de su Nación) no hay inversión a largo plazo con bajos índices de ganancias como es posible observar donde la predisposición a la colaboración ciudadana y responsabilidad civica abunda. Sin ello, sin Capital Social suficiente y por tanto limitados a una organización política basada en la coerción y la dictadura (más dura cuanto menor el Capital), si tuvieran que depender económicamente del mercado interno los condena a conformarse con escasa  inversión y alta pobreza y mínimo crecimiento económico (si los tuviera).
Eso pone en peligro al régimen de gobierno y con ello la sustentabilidad del sistema.
La continua huida de capitales hacia el exterior de cuanto millonario existe en China constata la desconfianza en su sistema político. Y seguramente con el sentido común de su lado.
En definitiva, China está obligada a la Dictadura y a la crónica desconfianza en el largo plazo de cuanto inversor exista, local o foráneo. Esto es sinónimo de bajos salarios y altas ganancias como requisito sine qua non para mantenerse en el sistema.
Las cartas están echadas de un lado y del otro. Cada uno con su juego y radicalmente diferentes.
EEUU con Democracia y el mejor nivel de vida posible de sus ciudadanos por tanto y que basa su competitividad en su Capital Social.
China condenado a la Dictadura con salarios controlados lo suficientemente bajos para compensar su bajo Capital Social.
Sí se impone EEUU, China deberá adecuar sus ambiciones a la búsqueda de mercados que absorban sus productos a menor costo. Con el inconveniente que los países que no pueden competir con ellos con salarios son los países desarrollados como los EEUU y que probablemente no tardarán en imitar a éste país. Mientras que los demás países no solamente cuentan con salarios similares, sino que también con menor capacidad de absorción de sus productos. Por lo tanto, a China no le quedará opción a progresar culturalmente para aumentar su Capital Social y así acceder al único sistema que ha demostrado fehacientemente hasta hoy que sirve realmente para progresar: Democracia e institucionalidad.
Y he aquí el riesgo: si China y sus intelectuales que toman decisiones consideran que ese objetivo es imposible o demasiado lejano, la mejor opción es llevar a cuanto competidor existe a su campo de competencia donde ellos se destacan, esto es, al de la dictadura sin garantías sociales, desigualdad social extrema y bajos salarios para todos.
Ahora bien, se entiende de esto que la decisión final tendría quién puede controlar su política variando el comercio exterior a voluntad. Sí EEUU puede regular su comercio sin caer en desequilibrios políticos que hagan posible la aparición de populistas prometeos del paraíso del consumo, entonces tiene todas las chances de salir airoso de la contienda. Caso opuesto caerá en las garras de la flauta de Amelin de los chinos que los atrae con el canto de las baratijas de consumo.
O si China, cerrado el mercado estadounidense, logra estimular su consumo interno virando la política industrial su perfil exportador a uno internista.
Para ello deberá contar con un fuerte Capital Social que impida la fuga de capitales en manada ante la desconfianza, justificada, hacia la corporación política y fundamentalmente de sus conciudadanos para estructurar un Estado eficiente y organizado.

Ahora bien
¿Cómo se mide fácilmente quién tiene capital social y quién no?
Fácil, muy fácil.
Con las monedas.
Los que tienen alto Capital Social y con él,  capacidad de forjar monedas, duras, reales (confiabilidad en el mantenimiento de las reglas de juego en el largo plazo garantizado por el único garante real, por la sociedad lo suficientemente madura como para tener cierta certeza de que no van a cometer una locura en cualquier momento como sí están expuestas las dictaduras a ese fenómeno toda vez que puede tomar el control una tarado mental en cualquier momento).
El dólar, el Yen, la libra y el Euro son las únicas monedas que tiene el mercado global.
¿Y cuáles son las armas que decidirán la contienda?
Los capitales. Solamente que al revés de los misiles, adónde vayan estos en mayor cantidad será donde estará el ganador.
Si van hacia donde la confiabilidad en el largo plazo con bajas ganancias o hacia donde la incertidumbre con altas ganancias.
El tema es que surgirá la pregunta en quienes manejan los arsenales de guerra ¿Se mantendrá la seguridad jurídica en el bando democrático si ellos deciden ir hacia donde las ganancias son mucho más elevadas? Y si esa duda es real ¿No les resultará conveniente, dado que en ambos bandos la inseguridad será similar, donde más ganancias hay?
Los dados están echados.
-"La Nueva Guerra Fría. Desarrollo vs Subdesarrollo. Occidente vs Oriente. Posmodernidad vs Medievo"-

Comentarios

  1. No existe esa Guerra..USA TIENEel control del dollar..lo demas son "acomodo de carga"..China no hace nada con esos dollars...ademas las baratijas China's son solo eso baratijas...China vive de los prestamos...a USA.que es quien pone las reglas del juego y esto es un simple recall..

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    1. Sin embargo yo creo que ese es el verdadero objetivo del régimen Chino. Atacar a la verdadera fortaleza de los EEUU: el dólar.
      Y el dólar no es una creación de los bancos, sino de la fortaleza de la sociedad estadounidense capaz de sostener las instituciones encargadas del control y funcionamiento del sistema monetario, sin dejarse vencer por los cantos de sirena de los populistas prometeos de una vida en el paraíso emitiendo dinero sin respaldo alguno.
      En ello radica el poder real de los Estados Unidos, en la fortaleza de su pueblo y su cultura. Capaz de generar, entre otros factores de poder, una moneda fuerte.
      Y es ese el blanco de los chinos generando déficit fenomenales de cuenta corriente y comprando mientras tanto la deuda para comprar esos productos (es obvio que eso no es un buen negocio y sin embargo, ¡¡¡lo hacen!!!) para ver si alguna vez, una decisión suya pueda poner en riesgo la entereza de ese pueblo que da poder a ese país.
      Si algún día una decisión financiera del gobierno chino amenazara la estabilidad y el bienestar habitual del ciudadano estadounidense y éste, para no ver disminuido su superficial calidad de vida sumado a un gobierno que prefiere jugar el destino del país a cambio de su permanencia en el poder, deciden ambos, pueblo y gobierno, dejarse influenciar por una decisión del régimen chino, ese día, el dólar dejará de ser el dólar y China habrá ganado una batalla de consecuencias difíciles de imaginar

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