La encrucijada post coronavirus

Argentina viene de 10 años de crisis económica producto de políticas populistas. 
Cuando los gobernantes privilegian el oportunismo político sobre los verdaderos intereses de la nación, el resultado inevitable son estos 10-12 años de populismo que vivimos los argentinos.
Oportunismos políticos cuyo origen se encuentra en lo que insistimos en este blog: en la enorme predilección popular por políticas proteccionistas, dirigistas e intervencionistas que privilegian la distribución de la riqueza por sobre las posibilidades reales de crecimiento económico. Predilección que siempre encuentra a los "generosos" dispuestos a hacer realidad esos deseos tan estimados.
Predilección popular aprovechada, justamente,  por los oportunistas políticos de siempre ofreciéndose para satisfacer esa demanda popular -ver "exigencias ciudadanas y sus resultados según la cultura"-.
Demanda popular consecuencia de la actividad del protagonista del blog. De Zaratustra, una pulsión que hace difícil tolerar al homo sapiens diferencias de poder o de riquezas predisponiendo a las mayorías a favorecer cualquier iniciativa política derivada de ideologías que propongan distribución de la riqueza y obstáculos a los afortunados del sistema con la subconsciente intención de equilibrar y nivelar sus venturas -ver "Presento a Zaratustra, el protagonista del blog y del libro"-.
Actividad pulsional de tal fortaleza que permite no solo la supervivencia de una Ideología política como el comunismo, sino suficiente incluso como para que sectores vinculados a semejante desquicio histórico accedan al poder como vemos en Argentina con el kirchenrismo o hasta en España misma con Podemos formando parte del gobierno o en Venezuela directamente gobernando.
Si bien no parece necesario recordar al lector las barbaridades sin límites que dejaron como experiencia los regímenes comunistas y aún dejan los pocos actuales supervivientes, vale recordar la historia de Mao en China que dejó en 30-40 años decenas de millones de muertos entre las hambrunas y los genocidios sumado a una herencia de una Nación entera de más de 1.000 millones de individuos sumidos en la más absoluta miseria.
O la experiencia de un Pol Pot que eliminó literalmente a un 25% de la población para que todos se "convenzan" que la mejor opción política para su pueblo era el comunismo, guste o no.
O la experiencia actual de Corea del Norte convertida ya literalmente en un enorme psiquiátrico. Y sin psiquiatras.
Es decir, oportunismo político que en la práctica significa una enorme predisposición de los políticos a adoptar las propuestas políticas que el pueblo mayoritariamente desea aunque sean evidentes las enormes posibilidades de fracaso como reiteradamente la historia nos muestra. A los oportunistas políticos, con tal de acceder al poder controlados y dominados por sus primitivas pulsiones, las ideologías y los resultados les es irrelevante. Todos los individuos que no incluyen a sus pasiones en los análisis políticos saben que las políticas de izquierda en los países subdesarrollados siempre llevan a la persistencia indefinida de la pobreza como una de sus nefastas consecuencias . Los oportunistas políticos de izquierda también lo saben. Y los políticos que realmente creen en las ideas de extrema izquierda, muy pronto llegados al poder también se percatan que el fracaso es inevitable y sin embargo, siempre insisten en continuar esa "macabra travesía socialista". Todo da igual con tal de permanecer en el poder. Zaratustra siempre toma "el control de la cabina de mando". Siempre. La prueba más contundente del poder de Zaratustra en todas las experiencias de izquierda en los países subdesarrollados es la extraordinaria contradicción, siempre presente, del generalizado enriquecimiento ilícito de todas las castas políticas de izquierda que acceden al poder en los países subdesarrollados -ver "El verdadero progresista".
Es imposible, si no se tiene presente a Zaratustra en los análisis políticos y sociales, entender cómo es posible que existan aún los comunistas en el mundo y más imposible aún es entender cómo grupos comunistas encuentran representantes políticos dispuestos a unirse a esa locura hasta llegar a formar actualmente gobiernos en países democráticos -ver "El comunismo y su enemigo imbatible"-

Dicho esto de vital importancia para el interés de este post, sigamos.
Cuando A. Fernández llegó al poder lo hizo justamente gracias al apoyo de la facción filo comunista argentina que, afortunadamente, no tenía suficiente capital político para ganar por si solos las elecciones por lo que tuvieron que recurrir a una alianza con una facción moderada pero -esto es muy importante- con ellos como factor mayoritario. El país venía entonces de por lo menos 10 años de crisis económica por una situación absolutamente inviable. La de siempre, presión impositiva muy por encima de las posibilidades del capital social del país para llevar adelante semejante proyecto político.
Situación crítica cuya única opción real para salir de ella y emprender un verdadero proceso de crecimiento económico genuino era y es bajar el gasto público disminuyendo la presión fiscal. Y en caso de no poder acceder a ésta política por su inviabilidad ante la total ausencia de apoyo popular y político para llevarla a cabo (como le sucedió a la gestión de M. Macri) queda una segunda opción consistente en mantener las mismas políticas esperando una estanflacion prolongada sin crisis terminal, evitando así el peor de los mundos: la tercera posibilidad, la de una radicalización de las políticas de izquierda. Posibilidad real fundamentalmente por estar compartido el poder con una facción mayoritaria filo comunista (la historia de los médicos cubanos, la permanencia de 1 año en Cuba de la hija de la líder de esta facción y la liberación de presos de las cárceles es una clara prueba de la pertenencia al ideario comunista entre otras centenas de pruebas de ello existen fáciles de descubrir con prestar una mínima atención). La cuarta opción, que es la que a menudo se impone en situaciones críticas como éstas, es la de la megadevaluación que con el poder político suficiente logre bajar los impuestos y los salarios medidos en dólares a valores lo suficientemente miserables como para incentivar a los inversores a arriesgar capitales en las áreas favorecidas por el valor muy competitivo de la moneda sumado a inversiones en inmuebles aprovechando precios en dólares de remate de las propiedades y con ello devolver dinámica a la economía. Aunque siempre supimos que ésta política no es otra cosa que "pan para hoy y hambre para mañana", también es cierto que con "el pan de hoy" alcanza para sostener políticamente a la Nación.
Lamentablemente, a esta critiquisima situación preexistente se sumó la pandemia del coronavirus con todas sus consecuencias económicas a cuestas.
Consecuencias que nos lleva a la encrucijada de tener que optar solamente entre dos opciones posibles de las cuatro previas.
Veamos.
La primera y mejor opción, la del ajuste real de la economía, algo ya muy difícil de encarar antes del coronavirus -ver "¿llegó Argentina a un punto de no retorno?"- mucho más difícil será post coronavirus. No tiene chance alguna de ser implementada.
Insistir con las mismas políticas de los últimos 12-14 años, es decir, la de alta presión fiscal y alta participación estatal en la economía con un precario equilibrio sin desbande y con estanflacion consecuente ya tampoco será una opción post coronavirus. La hiperinflación sería inevitable.
De las dos que quedan, la que se presenta como la opción más "razonable" es la de la megadevaluacion. Básicamente consiste en llevar los salarios e impuestos medidos en dólares lo suficientemente bajos como para que el inversor vea una situación "de oportunidad" y decida vertir a la economía al menos parte de la enorme cantidad de dólares de los colchones, cajas de seguridad y activos en el exterior, teniendo presente que los argentinos son, después de los estadounidenses, los mayores poseedores de dólares físicos en el mundo, con todos los efectos positivos que en toda economía trae consigo la inversión. Si bien es cierto, como se mencionó antes, que éstas políticas son pan para hoy y hambre para mañana si no se corrigen los verdaderos distorsionantes de la economía, al menos trae actividad y vitalidad económica que da optimismo suficiente para tolerar la precaria situación económica. 
Pan para hoy y hambre para mañana toda vez que sabemos que con el tiempo llegan las presiones reivindicativas para recuperar lo perdido en moneda dura y con ello se termina el período recuperatorio. Post 2001 llegó en el año 2008-2010 aproximadamente y desde ahí se reinició la crisis que todavía no estalló con el gobierno de Cristina Kirchner y casi, pero tampoco con Macri para heredarlo A. Fernández a lo que se sumó el desastre del coronavirus.
Obviamente, la brutal caída del poder adquisitivo de la ciudadanía que trae consigo las devaluaciones requiere de justificativos poderosos para mantener un control político lo suficientemente fuerte como para que impida que la devaluación se traslade inmediatamente a precios (control gremial, control de precios, estabilidad política que genere confianza en el inversor de que no se desmadrará todo, etc, etc) .
Llegado a este punto, volveremos seguramente a padecer índices de pobreza similares o seguramente peores a los post crisis de los 80 o de los 90, es decir superiores al 50% de la población, pero si se logra poder político suficiente y  estabilidad política y económica (esta relativa pero suficiente para programar a 5 años al menos) la actividad económica puede reiniciar un ciclo de recuperación (entiéndase bien, recuperación, no crecimiento) suficiente como para dar expectativas a la ciudadanía de bienestar y seguridad laboral que sostenga la precaria pero viable situación.
Ésta sería, al momento actual, la mejor opción dadas las circunstancias.
Pero, y acá viene el motivo del post, la otra opción que queda es la de la radicalización de las políticas de izquierda que también encontrará un ámbito propicio para su implementación toda vez que cuando salgamos de la cuarentena, el poder, control, conducción y dirigismo estatal será probablemente el mayor de la historia Argentina ayudado (y esto es muy importante) por el coronavirus al estar la actividad económica privada obligada a someterse a las directivas del Estado como es aconsejable en situaciones de pandemias ante el riesgo de un caos total si así no se hiciera.
Así que una posibilidad muy real es que la facción filo comunista decida dar el gran paso adelante (paso que esperan dar desde que tienen uso de "razón" estos especímenes totalmente dominados por sus Zaratustras que los vuelve total y absolutamente ciegos y sometidos sin límite alguno a lo que nos condena nuestra naturaleza humana, a que a pesar de que eso que ven como "su razón" no tiene ningúna chance de volverse una realidad exitosa como lo demuestran una y otra y otra y otra y otra vez todos los experimentos comunistas)
Lo intentarán y la situación post 10 años de crisis populistas más la experiencia del Coronavirus les dará probablemente una oportunidad. Esa que jamás resignan olvidar.
Entonces, todos los pasos que seguirán irán dirigidos a aumentar el control de todas las variables económicas por el Estado.
Cualquiera es capaz de adivinar el destino que nos depara de hacerse realidad esta opción.
Están advertidos.

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