Culturalismo vs racismo

Los pueblos tienen los gobiernos que se merecen. Esta sentencia es irrebatible.
De la suerte depende que sean un poco mejores o peores pero siempre dentro de los márgenes que ese merecimiento permite.
Una Guatemala jamás tendría una Merkel y su equipo o un Mark Rutte de gobernantes. Y si lo tuviera solamente el azar sería el causante. Y fuera de toda duda, solamente sería un pequeño período transitorio para pronto volver al gobierno que se merece. Probablemente otra versión del Ortega actual.
Y el merecimiento depende de manera casi exclusiva de la cultura cívica de la sociedad.
La cultura es la que provee a los miembros de una sociedad de manera subconsciente el sentimiento de pertenencia a una comunidad, a un colectivo social, a sentir sin siquiera ser conscientes de ello la mayoría de las veces, que sus acciones comprometen a todos y que las acciones de los demás los compromete a ellos y dependiendo de ese compromiso la sociedad funcionará mejor o peor.
Sin ese estado de compromiso social determinado por la cultura, los gobernantes y el control de sus acciones no forman parte de la responsabilidad de los ciudadanos. No incluyen como parte de sus existencias, compromisos ante quienes les toca en suerte como sus gobernantes y  en estos escenarios, solamente la suerte determina si el gobernante será bueno o malo. Y conociendo nuestra naturaleza humana, por lejos son abrumadoramente mayores las posibilidades de que surjan los malos antes que los buenos en las sociedades con cultura cívica desinteresadas del colectivo social.
A éste cóctel ya deprimente, hay que sumar a la mayoritaria predisposición de los ciudadanos por las ideas políticas de izquierda en prácticamente todos los países del planeta.
A menudo, en los países sin compromiso colectivo de sus sociedades, solamente les interesa de sus gobernantes sus inclinaciones ideológicas . Todo lo demás consideran muy lejos de sus responsabilidades u obligaciones cívicas y sociales. Básicamente se exige no más que sean de izquierda (más o menos extremas o moderados, les da casi igual).
Este combo crea el mecanismo perfecto para que los países subdesarrollados sean gobernados por políticos de izquierda (democráticos o dictatoriales, es casi lo mismo) en un ámbito desinteresado de los actos de gobierno. Este desinterés que genera reacción de los pueblos solamente ante extremos insoportables, crea el caldo de cultivo ideal para los corruptos (como en Venezuela donde la reacción popular llegó al tocar la situación social extremos increíbles).
Por eso, todos los países subdesarrollados prácticamente sin excepción son gobernados por corruptos. Y prácticamente todos en nombre de la "justicia social y la reivindicación del pobre pueblo trabajador explotado por las élites capitalistas" (invito a recorrer las plataformas políticas de los gobernantes de todos los países subdesarrollados dictatoriales, quienes supuestamente pueden disponer sus políticas sin oposición, y avisen si en uno de ellos su plataforma se basa en la libertad económica sin restricciones conocidas como liberales).
Finalmente, las ideas de izquierda en países sin conducta cívica responsable respecto de las actividades de sus gobernantes y sin compromiso con sus obligaciones civiles como a todo ciudadano le corresponde, llevan al fracaso de todos las políticas intrusivas, dirigistas, intervencionistas, estatistas y proteccionistas típicas de estas ideologías. 
Fracasan porque requieren necesariamente de la colaboración de la comunidad para que no degeneren en antros de corrupción e ineficiencias masivas que finalmente terminan expulsando a los emprendedores y espantando a los inversores (únicos verdaderos promotores de la actividad económica)
Resultado inevitable de éste combo: un Ortega en Nicaragua. Un Chávez en Venezuela, un Perón en Argentina. Un Lula en Brasil. Un Correa en Ecuador. Un AMLO en México. Un Evo en Bolivia. Una República islámica en Irán. Un partido comunista en China. Un etc, etc, etc, etc, etc, etc.
Dicho ésto, cuesta horrores entender porqué son tan pero tan pocos los que alientan como la verdadera solución para el atraso y el desquicio social reinante en el 80% del planeta al cambio cultural como su real solución toda vez que en la cultura recae el verdadero origen y solución del problema.
¿Será porque al fin y al cabo los intelectuales e influyentes consideran sin animarse a decirlo que es una misión imposible incentivar el cambio Cultural?
Entonces ¿Será que son todos discípulos de esa nefasta ideología que considera que el problema no es cultural sino racial y por tanto no hay nada que hacer toda vez que es imposible cambiar la raza de las comunidades?
¿Será que son todos hipócritas que niegan el racismo pero lo aceptan como una realidad de la que no se puede hablar?
¿O son todos ignorantes incapaces de ver lo evidente? ¿De ver que no es una cuestión economicista ni racial sino cultural y por tanto pasible de cambios como la historia nos ha mostrado muchísimas veces? ¿Corea del Sur no nos mostró acaso que su pobreza anterior se puede revertir cambiando el comportamiento cívico acercándose a la de los países exitosos? ¿Singapur no demostró exactamente lo mismo?
Sobran ejemplos de culturas exitosas devenidas en desastrosas así como sobran ejemplos de sociedades sumidas en la miseria que lograron cambiar su cultura cívica para ser hoy sociedades exitosas.
Irlanda hasta hace muy poco era la pobre y degenerada de Europa y hoy con la misma población y genética es una de las más prósperas del planeta.
¿Qué hizo? Simple. Imitó la conducta cívica de sus vecinos exitosos. Imitó la cultura de sus vecinos. España hizo lo mismo unas décadas atrás.


La cultura apta para la organización social eficiente y con ello el acceso a buenos gobernantes, al control de sus acciones, a instituciones eficientes y a un largo etc característicos de las sociedades desarrolladas se basa en el comportamiento cívico de los ciudadanos independientemente de las razas.
Así, en Argentina conviven descendientes directos de alemanes, de irlandeses, de españoles, de italianos, etc y si fuera racial el problema y no cultural, de ninguna manera veríamos a descendientes de alemanes o de irlandeses o de cualquier otro “caucásico” o “celta” en Argentina coimeando a un inspector de tránsito toda vez que pueden ante una infracción. Tampoco veríamos a uno de estos descendientes de “razas superiores” estacionando en la cochera de un vecino o pasando toda vez que ven posible semáforos en rojo o votando sin prurito a candidatos corruptos o evadiendo impuestos a veces de valor insignificante por el solo hecho de evitar cualquier compromiso colectivo o comprometidos en un extraordinariamente extenso listado de ejemplos de conductas “de los blancos” argentos que violan los más elementales códigos de convivencia social y hacen imposible un Estado organizado, próspero y con instituciones fuertes y eficientes.
Si bien es cierto que esa conducta cultural se acentúa en pueblos con más impronta originaria porque conforman subculturas (todas las sociedades las tienen), de ninguna manera son los responsables de las ineficiencias de mi país. Las instituciones en Argentina son un desastre y no es por culpa exclusiva de los descendientes de los pueblos originarios -ver "Culturas, Subculturas y políticas antimigratorias"-.
Al contrario, la enorme mayoría, por no decir todos, los fundadores, dirigentes y directivos de las instituciones argentinas son “los más blanquitos” de la sociedad.
¿Se entiende porqué no es una condición racial el drama argento sino cultural? ¿Y porqué en todos los países el éxito depende de la cultura cívica y no de las razas?


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